sábado, 28 de diciembre de 2013

Hoy salimos a pisar charcos: el aborto

Esta España Penélope que con cada alternancia del partido político mayoritariamente elegido en las urnas se dedica a cambiar casi todo lo legislado por su predecesor pasa estas Navidades sumida en un nuevo debate sobre la modificación de la regulación del aborto. Cierto que en este caso "empezó" el Psoe cuando en 2010 modificó su propia ley de 1985, con el agravante de que esa propuesta no estaba incluida en el programa electoral que sometió a los electores.

Aunque no se puede negar la grandeza moral de los defensores de dar mayor protección a la vida, in dubio (de que los fetos abortables estén amparados por la protección moral y constitucional de la vida) pro reo, dice el aforismo latino que inspira nuestro Derecho, da la impresión de que sus tesis son minoritarias entre el electorado. Buena muestra de ello es que no resulta difícil escuchar los crujidos que el proyecto de Gallardón está produciendo dentro del propio Partido Popular. Si hay temas en los que parecemos condenados a no ponernos nunca de acuerdo este es, sin duda, un fijo de esa lista. Claro que se trata de una cuestión bastante mas delicada e irreversible que el asuntillo de si Cataluña debe tener embajadores a mayor gloria de las expectativas laborales de las altas jerarquías nacionalistas.


El aborto plantea, a la par, una fantástica oportunidad para debatir sobre los límites de los dictados de la voluntad popular y el papel de la moral como principio inspirador de la Ley. Sin embargo, lo que de verdad tiene enzarzados a los políticos que nos caen mas cerca de esta redacción es la suerte de la osa "Molina", un asunto que ha recibido la atención incluso de algún medio nacional (El Confidencial: "El encierro de la osa Molina provoca la última crisis en el gobierno Asturiano"). Entretanto Asturias va a pasarse 2014 sometida a una muy dañina prórroga presupuestaria que es manifiestamente perjudicial para la región, un hecho del que son plenamente conscientes los mezquinos políticos que la han propiciado. ¿Para cuando el recurso al arbitraje en cuestiones tan capitales para las ciudadanos? 


Como ya hemos reconocido que el asunto de los fundamentos morales del derecho nos desborda, quedamos en eso a la espera de encontrar algún buen artículo sobre la cuestión que, en su caso, no dejaremos de recomendarles. Así que este humilde blog se ve obligado a centrarse en cosas mas sencillitas como hacer una segunda lectura del titular con el que el diario El País apuntala su oposición al proyecto de Gallardón. Por si no lo hubieran visto:


O sea, que nos hemos pasado los quince años transcurridos entre la promulgación de la Ley Orgánica 9/85 que despenalizó el aborto en tres supuestos, a saber, terapeútico (salud madre), criminológico (violación) y eugenésico (malformaciones fetales), y la entrada en vigor de la Ley Orgánica 2/2010 que estableció un sistema de plazos, justificando el 90% de los abortos en el riesgo para la salud psíquica de la madre. Pues ahora nos vienen con que se trata de una mentira. Una colosal mentira, aunque solo sea por sus efectos cuantitativos. Esto había que haberlo publicado en 1985 queridos informadores de cabecera. Pero era tan cómodo que los psiquiatras se encargaran de tranquilizar las conciencias. Ahora parece que, por alguna razón, han dejado de estar por la labor.

Ya se ve que, como casi siempre, el telón de fondo lo pone la tremenda hipocresía imperante unida a una tecnificación del derecho que, por mucha cosmética de jurado popular que quiera aplicarse, hace radicalmente incomprensibles al ciudadano medio muchos de los razonamiento jurídicos que le afectan. Otro día tendremos que dedicar un apunte a la paradoja educativa por la que se obliga a terminar la instrucción obligatoria conociendo leyes como la de Coulomb cuyas enseñanzas muy difícilmente va a necesitar aplicar el educando alguna vez, mientras que se es expelido a la mayoría de edad sumido en una total ignorancia de la inmensa mayoría de las que tras su publicación en el BOE (y en un porrón de boletines autonómicos) van a ser determinantes en el discurrir de la vida adulta. En el caso que hoy nos ocupa, para un lego parece de cajón que el reconocimiento del derecho al aborto no encaja dentro del taxativo precepto constitucional que muy rimbombantemente enuncia "Todos tienen derecho a la vida..." con la sola excepción recogida en ese artículo 15 de la llamada Carta Magna de lo que establezcan las leyes penales militares para tiempos de guerra. Pues una de dos, o se retira tan tajante declaración, o se establece otra excepción que ampare las que establezcan las leyes reguladoras del aborto. Porque lo que no hay es quien sea capaz de formar un comité lingüístico-médico que dictamine que un feto de 21 semanas no está comprendido en el significado del término todos y otro gestado algunos días mas sí. Bueno, cabe alguna excepción, como que ese comité esté unipersonalmente constituido por la exministra Bibiana Aido, la de "Un feto de 13 semanas es un ser vivo pero no es un ser humano". Este es el nivel de este debate en España, no en vano estamos hablando de quien fue responsable de proponer y gestionar la legislación destinada a promover la Igualdad.


Mas allá del debate moral que hemos remitido a la intervención de mas cualificados opinantes es difícil sustraerse a que en un mundo tan globalizado el aborto parece una práctica difícil de reprimir unilateralmente. Si de hipocresía hablábamos no dejaría de ser pintoresco que se propiciara la vuelta a los tiempos en que esta cuestión estaba regulada de facto por la capacidad económica. Esta era la que marcaba la diferencia entre quien podía irse al extranjero a practicarlo con todas las garantías, en no pocos casos mientras los pocos familiares al corriente corrían a confesarse, de quienes se jugaban la vida en manos de alguna practicante clandestina (no es sexismo lingüístico, es pura estadística). No parece que, por mucho que estemos en la era Ryanair, este sea el escenario deseable.


Lo que ya se entiende menos es que si de verdad se desea defender la vida no se haya probado con el moderno remedio que casi todo lo consigue: la pasta. Volvemos a nuestra propuesta de políticas basadas en menos palo y mas zanahoria que se asomaba al título de una reciente entrada dedicada a un tema menor. Al margen de las excusas basadas en restricciones presupuestarias que valen para todo menos para aligerar la nómina de políticos, ¿por qué son tan escasos los incentivos a la maternidad en España?


Entretanto cabe constatar que cada vez nos respetan menos porque ¿qué hace la Ministra de Sanidad francesa metiendo las narices en nuestro debate?, ¿se imaginan la que se habría armado en el vecino país si hubiera sido al revés? Igual hasta salía de la tumba Mitterrand para volver a cobijar etarras. Los inaceptables, aunque parece que incorregibles, tics del socialismo francés en relación con España. Majestad, necesitamos uno de sus "¡por qué no te callas!"



Adenda 7/1: el día que escribíamos el texto anterior se estaba acabando el trabajo de campo de la encuesta publicada por El Mundo la víspera de Reyes. Para un tema global (que compete a toda la muestra) la ficha técnica confiere una notable credibilidad a los resultados que, gusten o no, son estos:


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