martes, 7 de marzo de 2017

El escrúpulo de la monja Gargajo


El escrúpulo es etimológicamente una piedrecilla (latín scrupŭlus) y, en primera acepción del Diccionario, la 'duda o recelo inquietantes para la conciencia sobre si algo es bueno o se debe hacer desde un punto de vista moral'. Pero el repertorio léxico de la Academia identifica dos escrúpulos singulares. Por un lado el de Marigargajo, o también del padre Gargajo, que es el ridículo, infundado, extravagante y falto de razón. Y, por otro, el 'escrúpulo de monja' que es el exagerado y pueril.

Y se nos ocurre que la combinación de las características de ambos bien podría denominarse 'escrúpulo de la monja Gargajo' o, también, de Eduardo Madina. El ínclito diputado y víctima del terrorismo que ayer le montó una buena al Secretario de Estado para la UE, Jorge Toledo, por decir que hay gentes que se 'tiran al mar' para llegar a España/Europa. Y lo malo no es que Madina sea un gazmoño en grado insufrible, casi es peor que para alguna tele ese ataquín de hipercorrección política sea lo único reseñable de lo ocurrido en esa comparecencia (enlace).

Cuando ese es el nivel del debate queda claro que el único interés de tales intervenciones es erosionar al compareciente y el fondo del tema es más o menos accesorio, lo que en absoluto quiere decir que no les importe. Pero no especialmente en ese momento en el que lo que se trata es de dar caña y conseguir minutos de noticiario. Pues fíjense en que a Nicki Minaj le basta para ello con enseñar una censurada teta. Así que ¡a destetillarse diputad@s!

Dicen que el sr. Toledo se disculpó por la expresión. Pues si así fuere es cuando nos parecería que no está al nivel del puesto que tiene encomendado. Hay que tener un poquito más de personalidad y menos miedo a esas cantosas hipocresías disfrazadas de inconmensurable sensibilidad.

Como estará el 'complejo de hijastro de Franco' que sufre gran parte de la derecha española para que haya tenido que ser Fernando Savater quien escribiera este fin de semana en su columna  Corrección política: Héroes impertinentes lo siguiente: Si yo persigo por la calle a un convecino llamándole imbécil y ogro comeniños, que es mi sincera opinión sobre él, seré amonestado e incluso puedo ser penado (salvo que sea un político de derechas o una fiscal catalana, en cuyo caso no he dicho nada).

Pero lo cierto es que ese artículo está orientado principalmente a los escraches mediáticos que al donostiarra le parecen más frecuentes y cobardes que los otros. Extraemos otra cita: 'Conozco periodistas y políticos capaces de enfrentarse alegremente a cualquier Gobierno, pero que tiemblan ante la posibilidad de verse señalados en las redes por feministas o animalistas'. Misma tesis del, en este blog, repetidamente enlazado 'Cuando los tontos mandan' de Javier Marías.

Pues tan solo un par de días después ha sido la Asociación de la Prensa de Madrid la que se ha visto impelida por algunos de sus asociados a completar con las huestes de Podemos esa lista de acosadores en la que aun caben muchos más. ¿A que mola linchar?

Es notable el intenso fin de semana periodístico que ha tenido  Savater, porque también publicó el más breve artículo Mundo feliz en el que trabaja maravillosamente la ambigüedad. Hasta el punto de haber conseguido que no le hayan montado uno de esos escraches por frases como 'Desdémona... el último beso de Otelo. ¡Otelo! ¡Cómo no le da vergüenza a Shakespeare ser tan romántico al hablar de la violencia de género!'

Del mismo modo que parece que los escrachadores tampoco han pillado muy bien lo de 'necesitamos menos poetas y más pilates'. A ver si le echa un punto más de autocrítica partidista y el próximo finde le manda un recado a Madina. Pero ese que esté bien clarito ¿¡eh!?





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