jueves, 24 de noviembre de 2016

Los premios del pato cojo


Huyendo de las miserias que por aquí se exudan (enlace a unos ejemplos), ya habrán deducido del título que vamos a ocuparnos de galardones concedidos por Obama, en concreto de su última tanda de "Medallas de la libertad". Y es que ayer leíamos que en la edición de 2016 han sido 21 los agraciados con la más alta condecoración civil de Estados Unidos. La relación de premiados pueden consultarla en el siguiente enlace.

Si cuando dedicábamos nuestro tiempo al análisis de los aquí reconocidos con las "Medallas al mérito en el trabajo" (ver nuestro comentario de las concedidas en 2013) criticábamos las desconcertantes conclusiones resultantes, algo de lo mismo vemos en el mensaje que envía Obama al pueblo americano.

Destacábamos en nuestro apunte de 2013 que actores y actrices son, aparentemente, los más trabajadores de nuestro país cuando, paradójicamente, no paran de quejarse de no tener trabajo y de los largos periodos que pasan inactivos entre los que papeles que consiguen. Pues resulta que en Norteamérica esa misma profesión es la que lidera con cuatro medallas el reconocimiento de "una contribución especialmente meritoria a la seguridad o los intereses nacionales de los Estados Unidos, la paz mundial, cultural o en otras importantes iniciativas públicas o privadas". Así que, en caso de que sus hijos anden despistados sobre a qué dedicar su vida, a poco que vean que les gustan las medallas, ni lo duden.

En su defecto tampoco es mal camino el periodismo y la televisión en general que obtiene otros tres premiados, mismo número que la ciencia y la tecnología. El cupo televisivo se aprovecha para atender con Ellen DeGeneres la siempre bien recibida cuota gay. Y es que esta estrella de la pequeña pantalla convirtió su "salida del armario" nada menos que portada de Time (14 de abril de 1997). Sea como fuere, su presencia seguro que ha ayudado a minimizar las críticas a una rancia cuota femenina de un estricto tercio (7/21). Nuestros líderes de opinión patrios no habrían tragado tan burda artimaña.

La canción y el deporte, con dos medallas cada uno, son a estos efectos un poco menos rentables. Los deportistas premiados han sido en esta ocasión jugadores de baloncesto, como el año lo fueron otros tantos de béisbol. No mezclemos.

Completan la nómina un arquitecto, una artista plástica, una activista en favor de las comunidades indígenas, un fiscal y un responsable educativo que junto con el matrimonio Gates, una medalla para cada uno, conformaría la representación de los emprendedores y benefactores.

Así que una conclusión muy importante. Si ustedes vieran que a sus vástagos les da por escribir, quítenselo inmediatamente de la cabeza, porque ninguna "Medalla de la libertad" para ese gremio en los dos últimos años. Y, encima, ahora el Nobel de la especialidad se lo llevan los cantantes. Es que ni para ir al Masterchef  del famoseo sirve ya lo de ser escritor.






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