jueves, 10 de noviembre de 2016

Guía para entender (bien) el chiste más repetido de Trump y un simpsónico vídeo


Abundaban ayer los tuits que acusaban un cierto hartazgo del repetidísimo "orange is the new black". El asunto mismamente fue objeto de un artículo de El País en el que, sin embargo, no se explica a fondo el juego de palabras implícito.

La descriptiva referencia a la sucesión de un presidente negro por un manifiesto usuario de una artificiosa pigmentación anaranjada, algo que todo el mundo entiende, efectivamente se sirve del título de una serie de Netflix. Pero lo que no se aclara es que la expresión ... is the new black es una locución inglesa utilizada para referirse a lo que está de moda. Su origen basado en el hecho de que ese color nunca se considera "pasado de moda" no debía ser desconocido por los responsables de las tarjetas de Cajamadrid.

El título de la serie "Orange Is the New Black" (OITNB) cobra pleno sentido al advertir que su protagonista Piper Chapman, un papel interpretado por la actriz Taylor Schilling, es una mujer neoyorquina de buena posición, muy fashion si quieren, que ingresa en prisión por transportar dinero procedente del narcotráfico. Y como la vestimenta de las prisiones americanas es naranja, ese color se convierte en su "new black".

Si en la nota aclaratoria del apunte de ayer hacíamos referencia al clip de los Simpson Trumptastic Voyage, hoy vamos a reseñar el titulado "3 a.m." que fue colgado en la red a finales de julio. Este es un corto en el que se satiriza con mucha más dureza al ya presidente electo.


El argumento se basa en una famosa pieza de propaganda electoral conocida como "3 a.m. call" que fue realizada para apoyar a Hillary Clinton en las primarias del año 2008. En la misma se escenifica una llamada de madrugada para reclamar la atención presidencial ante una supuesta emergencia, que finaliza con la pregunta ¿quien querría usted que contestase el teléfono? 

Lo que se pretendía era cuestionar la experiencia de Obama en asuntos de estado frente al "oficio" de Hillary. La cuestión alcanzó suficiente relevancia como para inspirar una portada del semanario The New Yorker cuyo editorialismo gráfico, como bien saben los lectores habituales, seguimos estrechamente. Y, por cierto, qué desalentadora respuesta ha dado la sra. Clinton ocho años después al mostrase durante largas horas incapaz de comparecer para reconocer su derrota.


La simpsónica comparativa de como habrían atendido esa llamada con los últimos candidatos comienza con un divertido lapsus de Bill Clinton que tarda unos instantes en reparar que aquello ya no va con el. La escenificación de la respuesta de Trump se inicia con una referencia a los agresivos tuits de la senadora demócrata Elizabeth Warren.

Para comentar el resto vamos a incluir algunas capturas que permiten apreciar interesante detalles, como los últimos contactos que refleja el teléfono de Trump. Ahí aparecen su hija Ivanka (de la que este blog se ha ocupado al final de un apunte de hace más de un año), la "escritora de los discursos de Michelle Obama", les imaginamos al corriente del plagiario incidente, y el mandatario ruso Vladimir Putin. El pasado domingo recordábamos como The New Yorker le había colocado en una portada como testigo de la jura del nuevo presidente.

No falta en el video que comentamos una referencia a la famosa pigmentación naranja que ha inspirado el apunte de hoy. Y tampoco la por estos pagos poco entendida referencia a las manos que explicábamos en el apunte del pasado domingo.


El caso es que vamos a tener que comprar un disco duro nuevo para almacenar todo el trumpiano material que se avecina.




PS - Curiosas referencias a la actualidad la que hoy ofrece en su portada el diario más leído de España. Se dice que Moncloa incluida.


La que, sin embargo, nos ha decepcionado un poco es La Nueva España. Esperábamos algo mas fiel a su estilo, tal que así:



Pero lo cierto es que no es fácil superar lo visto ayer en el Periódico de Catalunya:



y curioso detalle que la abreviatura de los Estados Unidos difiera en español y catalán.


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