martes, 25 de octubre de 2016

Quioscos en portada


Estamos convencidos de que la cubierta de la cuarta edición dedicada por Bloomberg Businessweek al "Año por delante" (“The Year Ahead” issue) que se ha publicado esta semana entrará en las clasificaciones de las mejores portadas de 2016. Y es que el quiosco ideado por el editor Ellen Pollock y el director creativo Rob Vargas llena de interesantes detalles un concepto que, en sí, no es nada novedoso.

De hecho, ya fue utilizado en el número de Life del 12 de julio de 1929, una ilustración de Russell Patterson titulada “The Woman Hater” (1), y hasta tres veces en The New Yorker, en 1931, 1973 y 1999 (autores: Barney Tobey, Charles Saxon y Roz Chast). Entreténgase un rato analizando esos testimonios de como han ido cambiando los intereses de los lectores y las líneas creativas aplicadas en las portadas de las revistas que intentaban atenderlos. No pasen por alto la ironía que se gasta en su última versión del cliché la publicación neoyorquina inventándose cabeceras como "Celebrity Surgery" o "Angina Suferer Monthly".

 
 

Y aún conocemos otra portada de la revista The New Yorker con destacada presencia de un quiosco, aunque con unos esbozos de las revistas expuestas que ya son completamente irreconocibles. Una ilustración de Arthur Getz,  publicada en noviembre de 1958, que invita a recordar la pujanza que llegó a tener la prensa vespertina que aparece acumulada a la espera de ser adquirida por lo espectadores que salen del teatro.

Si nos adentramos en páginas interiores, la primera representación de un quiosco, y verdaderamente atestado de mercancía (en esa época se venden en París más de ochenta diarios), que conocemos, es la ilustración de Jules Grandjouan publicada en "Le Rire" del 16 de agosto de 1902. En el detalle que se muestra  junto a estas líneas puede verse la curiosa autorreferencia por medio de una (hoy de plena moda) rellenita-sexy, mientras que, debajo, su competidora Le Sourire aparece convertida en Le Soupir (de 'la sonrisa' a 'el suspiro'). 'Le Frou-frou' pasa a ser 'Le Trou-trou' con una portada que parodia la de su primer número (enlace), mientras que, por el estilo de la cubierta, entendemos que 'La Vie Parisienne' está representada por 'La Crampe (calambre muscular) Parisienne' situada sobre la cabeza de la quiosquera, y no por 'La Rigolade (sonrisa) Parisienne'. 


Añadimos también el quiosco de una viñeta de Bill Mauldin publicada el 14 de agosto de 1945 en la que el vendedor muestra desconcer la existencia del periódico militar que publicó numerosos trabajos de ese dibujante que saltó a la fama desde el frente europeo en la Segunda Guerra Mundial ('Stars and Stripes? Never hoid of it!'). 

Pero aún hay bastantes quioscos más que han sido portada, por ejemplo The Saturday Evening Post lo llevó a la suya en diciembre de 1941 de la mano de Norman Rockwell. Este gran artista compuso una escena recursiva, esto es, en la que la propia ilustración se reproduce dentro de sí misma. Un juego muy querido por los directores creativos, de hecho, nuestra colección de esa tipología se aproxima a los dos centenares de piezas.

En 1947 Stevan Dohanos volvería sobre el quiosco que exhibe la propia revista, pero ya sin recursión, en la tapa de un libro recopilatorio de historias de esa entonces muy popular publicación americana.

 

Pasamos a dar cuenta de la versión del concepto publicada en Punch el 28 noviembre de 1956 con ilustración de Hewison copada por las portadas con protagonistas femeninas. En cuanto a las dos que tenemos registradas en La Codorniz, tanto la pieza de Herreros del 2 de diciembre de 1956 como la de Munoa del 21 de enero de 1962 cargan la ironía en el dominio ejercido por las cabeceras extranjeras, aunque en la segunda son perfectamente visibles unos ejemplares de Abc y La Vanguardia en un equitativo reparto de la cuota de producto nacional entre diarios de Madrid y Barcelona.

 

Cracked optó en julio de 1965 por una versión autorreferente, mientras que en marzo del 93 "madonnizó" un puñado de famosas cabeceras. Debajo, el número de Evergreen de agosto del 67 y el de la satírica Crazy de abril del 80 en cuyo quisoco la única excepción a la presencia de números reales de esa cabecera es la parodia de Playboy denominada Crazyboy. Ya anticipábamos que no era una idea nunca vista. Una colección de fotos de quioscos reales, que puede servir para contrastar las portadas de este apunte, puede encontrarse en el siguiente enlace.

 
 

De 1977 es la viñeta de Kenneth Mahood publicada en la revista Punch en que un ciudadano indio se interesa por una irónica publicación titulada 'Ciudadano de segunda clase'. Y como segunda aportación española al 'género' tenemos el número de noviembre de 1993 de La Golondriz. Un buen reflejo, de la mano del humorista Serafín, de aquellos tiempos en que las 'ofertas' asociadas a las publicaciones saturaban los quioscos.



Una ácida versión es el vendedor ciego que parodia al fundador de la revista  Screw, Al Goldstein, que ofrece una versión braille de esa precursora de las revistas pornográficas.  Una ilustración de Robert Schneck publicada en el número 1.026 de octubre del 1988.

Para finalizar, es interesante analizar algunos detalles de la actualización fotográfica del concepto realizada por Bloomberg Businessweek que veíamos al comienzo. Y es que creó hasta siete parodias de famosas publicaciones para hacer referencia a los capítulos de su análisis del próximo futuro. La más llamativa seguramente es la parodia de la británica The Economist en cuya portada aparece representada  Angela Merkel conforme a la famosa imagen de "Rosie the Riveter". Un icono que con el mero cambio de tiempo verbal del "We can do it" original, realmente llevó a su portada, en enero de 2010, la considerada biblia del pensamiento económico neoliberal. Sin embargo, esta vez se presenta a la canciller alemana proclamándose incapaz de conseguirlo. Ya se verá.

 

Junto a estas líneas les facilitamos una ayudita para reconocer la  tipografía de People, una especie de Hola americano mucho menos glamuroso, que fue la utilizada para el rótulo de Figures, mientras que no les costará reconocer los remedos de Time o el Financial Times con su característico color salmón. El apartado tecnológico se resolvió titulando Tech la imitación de una tapa de Wired para completar la serie con las portadas dedicadas al comercio y la energía. Esta última ilustrada con un musculoso protagonista como los que pueblan tantas publicaciones sobre el cuidado físico como se encuentran en los kioscos.

En definitiva, una brillante actualización, en nuestra opinión, de la tipología de portada que nos ha dado pie a repasar.

 






(1) Esa ilustración fue utilizada como portada de un libro sobre la historia de la revista The Chicagoan. Desconocemos cuando apareció en esa publicación creada a imagen de The New Yorker.






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