jueves, 30 de junio de 2016

La toboganización del mundo


Vamos a dedicar hoy nuestra atención a una de las últimas tendencias que nos llega del brexitado Reino Unido. Y es que por aquellas islas, cuando no se sabe qué hacer con alguna construcción o espacio, han decidido que la mejor solución es colocarle un tobogán. Y contra mayor, mejor.

El último hito ha sido la reciente inauguración de una "resbaladilla" de nada menos que 178 m. de altura en la torre Arcelor Mittal Orbit erigida en el recinto olímpico. El claro objetivo es reanimar la mortecina cifra de visitantes de ese discutido diseño del artista Anish Kapoor y el ingeniero Cecil Balmond. Y para ello han recurrido al artista alemán Carsten Höller, que se ha especializado en la creación de toboganes. Ya ven que los caminos del arte son inescrutables. Este se lo mostramos desde arriba y desde abajo.



El citado artista toboganero tiene en la capital británica otras famosas piezas, particularmente las instaladas en 2006 en la antigua sala de turbinas que sirven de vestíbulo a la Tate Modern, mientras que el pasado año colocó una simétrica pareja en el exterior de la Hayward Gallery. Y es que, según reza su marketing, nada como el estado emocional posterior a un deslizado por sus artefactos para activar la capacidad de apreciación artística. Lo que está claro es que ha convertido a Londres en la capital mundial de los toboganes. Así, ¿quién necesita estar en Europa?





Puestos a repasar la obra de Höller vamos a recordar que también ha colocado algún tobogán en su tierra. El que sigue, cierto que de tan solo 31 m de altura, está en Weil am Rhein, el municipio que ocupa la esquina suroccidental del mapa de Alemania.
 

La tendencia parece imparable. Ya la han aplicado, por ejemplo, los muy atentos a las nuevas tendencias gestores del aeropuerto de Singapur. Vean más abajo su interpretación del concepto. A su lado la instalación de cinco plantas de altura inaugurada este año en el centro comercial Printemps de Shanghai. Ls chinos siempre a la última.

 


Y si no puedes hacerlo más largo, al menos hazlo a más altura. Esa es la opción de los propietarios de la U. S. Bank Tower de Los Ángeles, el que presume de ser el edificio más alto de California. Será por récords estatales.

La gracia del llamado Skyslide es que arranca de la planta 70 para brindar un muy transparente descenso, por más que tan solo sea de un piso. Espectacular, a pesar de que haya tantos que se empeñen en disfrutarlo a través de su teléfono. ¡Vaya tonta manía!



Nosotros no vamos a ser tan ambiciosos como el diario The Guardian en su artículo "Why every British landmark would be improved by a slide", pero sí queremos contribuir a evitar que España se quede rezagada de la modernidad. Esta es nuestra proclama:

¡Toboganicemos el Senado!





Adenda 14/7/16: rápidos han andado los publicistas de Citroën que han aplicado el concepto al anuncio del modelo Jumpy toboganizando nada menos que la butte del Sacré- Coeur parisino. Enlace al video.



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