martes, 26 de abril de 2016

Un neologismo necesario: cagavotera



Recomendable apunte el publicado ayer en su blog por Santiago González con el título “Algo de epistemología”. En el mismo muestra su dominio del lenguaje al postular que las disculpas que ha pedido a la prensa Pablo Iglesias tan solo son atrición. Un término en desuso que vamos a tener la precaución de recordar que significa “arrepentimiento (de haber ofendido a Dios) por miedo al castigo (divino)”. O sea, que lo que realmente sentiría el ínclito fan de "Juego de Tronos" son las posibles consecuencias (pongamos que electorales).

Como parece pura locura postular en tan descreídos tiempos la recuperación de palabras procedentes del catecismo, no irritemos a los nuevos “testículos del anticristo” (1), está claro que es necesario crear un neologismo que designe estos arrepentimientos forzados tan propios de la política. 

Una Ilustración de Steve Cuts
que nos recuerda lo que viene
con la campaña en ciernes
Así es que, inasequibles al desaliento, vamos a lanzar un nuevo sofineologismo: cagavotera. Un derivado de cagalera con inserción de una partícula indicadora del motivo de tan metafórica indisposición típicamente ocasionada por el miedo. Y cuanto mas se acercan las elecciones, mas cagavotera. Así que estamos en temporada alta.

Pero no dejen que esta digresión lingüística les haga olvidarse de leer la columna de González y especialmente el repaso final del bagaje formativo del narcisista doctor en políticas. Dictamen certificado por uno de sus profesores.

Ya puestos a recomendar lecturas, vamos a permitirnos añadir a nuestra propuesta la columna de Ignacio Camacho titulada “España prohibida” publicada el pasado sábado en Abc. Extraemos tres perlas:

- A la Evita del Paralelo le ha faltado el coraje para vetar el proyecto de retransmisión callejera por las bravas. Se ha agarrado a un oscuro, vergonzante ordenancismo municipal.

- El fútbol es el último refugio de una vaga identidad patriótica que encuentra en la selección un símbolo pasional más bien líquido.

- Colau no es una separatista identitaria. Su apoyo cada vez más visible a la causa del soberanismo obedece a una confluyente radicalidad política que concibe la ruptura con España como una sacudida antisistema.

Así que pinchen los enlaces y lean los artículos completo. Son lúcidos.





(1) agradecemos a Ignacio Ruiz Quintano el recordatorio de este exabrupto de Beato de Liébana.

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