domingo, 10 de abril de 2016

Palabras de la 14ª semana del año: postureo


Buena elección la realizada esta semana por los responsables del “Martes Neológico”: postureo. Muy actual y con un significado de contornos un pelín borrosos, idónea, pues, para lo que buscan los lectores como nosotros en esa sección del Cervantes Virtual. Y así nos enteramos de que es un término cuyo habitual uso entre lo irónico y lo despectivo está bastante restringido a España, mientras que en América tienen documentadas alternativas como figureo, careteo, caretaje (Argentina) o pose (Chile, México). Entre los sustitutivos de posturista registran posudo, pantallero (Colombia), poser (México), januchera (oriente de Bolivia), figureti y careta (Argentina), mientras que como otras opciones para el verbo posturear se citan ser posero (Chile), ser farol (Yucatán) y caretear, figurar  o jetear (Uruguay). Considerable surtido.

Lo que vamos es a ser nuevamente un poco críticos con la ilustración utilizada porque, con ser representativa del concepto (es hora de que pinchen el enlace anterior), en nuestra opinión hay alternativas de mayor fuerza expresiva. Nos gusta especialmente el divertido meme creado con las disfunciones en el uso de accesorios de protección contra el sol. Y es que la variedad de imágenes disponibles permite incluso gradar lo niveles de postureo.

Así tendríamos un primer grado asignable a quienes simplemente olvidan que tocan sus cabezas con una prenda diseñada para ser colocada al revés. También entrarían aquí aquellos que disponen de unas gafas de sol a las que no dan el uso apropiado, porque las utilizan de diadema, por ejemplo. O sea, que portan esos accesorios por postureo y no para darles uso.



A partir de ahí cabe alcanzar el segundo grado por combinación de las dos disfunciones anteriores, como vemos hacer junto a estas líneas. Cabría incluso alcanzar un supremo tercer grado asiendo en la mano no utilizada para protegerse del sol algún otro objeto destinado a ese fin como bien podría ser una sombrilla. De este caso extremo todavía no tenemos imagen, pero estamos seguros de que no tardará en caer.

En cuanto a nuestro otro habitual referente, la Fundación del español urgente, Fundéu, constatar que una vez mas ha mostrado notables reflejos para seguir la actualidad al comenzar la semana con una propuesta de alternativas al término offshore que los "papeles de Panamá" han llevado a las portadas. Y precisamente la entrecomillada expresión fue la protagonista de su recomendación del miércoles aunque nosotros hemos decidido no atenderla en parte.

El martes nos recordaron que se propinan cosas negativas, no positivas, mientras que el jueves sugerían sustituir el anglicismo influencer por influidor. Esto habría dado para extenderse un poquillo sobre esa extendida forma de postureo que es utilizar innecesarios vocablos del inglés, pero son apuntes en los que prima la concisión. A nosotros nos trae a la memoria una atildada señorita ovetense que decía que cuando iba a Santander compraba en meifor. Que así pronunciaba tan distinguida dama el nombre del desaparecido comercio Mafor, un acrónimo de Manuel Fernández Oruña. Habríamos pagado por verla preguntar por el mismo a un lugareño utilizando esa dicción.

Concluyó Fundéu su batería semanal de apuntes con una decena de recomendaciones destinadas a mejorar las crónicas sobre la elecciones de Perú, lo que suelen llamar claves de redacción. Entre ellas nos ha llamado la atención que se recalque que favoritismo no es la condición de favorito sino la preferencia injusta por algo o alguien, un error que hace poco fustigábamos desde esta modesta tribunilla (aquí).

Ya para terminar, vamos a destacar el artículo publicado en el diario El Comercio con el descaradamente comercial título "¿De dónde vienen tortillera o sarasa?" que en realidad es una reseña del XVI Congreso Internacional de la Asociación de Jóvenes Investigadores de Historiografía e Historia de la Lengua Española celebrado en Gijón.

No acabamos de estar muy convencidos del placentario origen que se da ahí al sinónimo de lesbiana frente a la asentada etimología del francés se tortiller, retorcerse, que tradicionalmente hemos visto aducir. Parece claro que también hay postureos congresuales.




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