sábado, 19 de marzo de 2016

Palabras de la 11ª semana del año



Comenzamos, como es habitual, el repaso de nuestras visitas a blogs dedicados al lenguaje por Fundéu que arrancó la semana explicándonos que los nombres de los timos se escriben con minúscula y sin comillas. Pero tenemos que criticar la asepsia de estos apuntes ortográficos sin concesión alguna a otras explicaciones. Mira que con la Semana Santa en puertas bien podían haber añadido algo así como “se escribe con minúscula incluso el llamado del nazareno que toma su nombre de la procesión de acreedores que acaba por acudir a la dirección donde presuntamente debería encontrar al estafador”.

El  mismo lunes publicaron un segundo apunte motivado por las elecciones alemanas que invitaba a utilizar la palabra estado frente a land para referirse a los territorios federados de Alemania. Quienes sigan prefiriendo recurrir al término foráneo quedan advertidos de que el plural es länder, no landers, länders ni lands. Así que si quieren ejercer de políglotas, háganlo bien. Nuevamente ninguna referencia al concepto explicado, qué menos que citar el número de esas entidades políticas de 16, pero al menos se incluía una ilustración que permite al curioso contarlas y hasta saber cuántos votos tiene cada una en el peculiar sistema de votación aplicado en el llamado Bundesrat (wikiexplicación).

El martes nos instruyeron en que el femenino correcto de peatón es peatona y no la peatón. La ilustración utilizada demostró una cierta falta de reflejos cuando hacía nada que los periódicos se habían llenado con el notición de los nuevos “semáforos paritarios“ valencianos. Los que fueron presentados no por una mera edil responsable del tráfico, sino por toda una concejala de movilidad sostenible. ¡Ay cuanta verborrea! Si las cosas fueran lo que se pretende con tan solo decirlo.

Y encima tener que recurrir al topicazo de la faldita ante la asunción de que una figura sin ella es masculina. ¡Libere su mente y desnude esas figuras! Verá como ese inexistente problema donde está es en algunas cabezas.


El “provocador encuadre” de los semáforos paritarios escogido por “El País”
 con  el minotaúrico cartel de la feria taurina de Fallas asomando.
El miércoles cayo otro plural, la semana pasada habían sido las claúsulas suelo y esta nos recordaron que el de cualquiera es cualesquiera, no cualquieras ni cualesquieras.

Al día siguiente el recordatorio fue preposicional, se discrepa de y no con, mientras que el viernes recuperaron el habitual doblete, que en ambos casos tuvo contenido deportivo.

Con el comienzo de la temporada de Fórmula 1 parece muy oportuna la propuesta de alternativas a los abundantes extranjerismo asociados con esa competición. Noble, pero seguramente estéril empeño el de conseguir que los habituales comentaristas sustituyan “stop and go” por “pare y siga” o “drive through” por “pase y siga”. Con todo, quedaría compensado el esfuerzo con que tan solo consiguieran que algunos dejen de llamar vuelta de calificación a la de clasificación. De conseguirlo, calificaríamos mejor a esos comentaristas.

En tan futbolero país y con el patrocinador que tiene ese blog, el último consejo de la semana tenía que ser balompédico: escriban centrochut con preferencia a centro chut o centro-chut. Poco les importará a muchos con tal de que acabe en gol.

Nos vamos al “Martes Neológico” del CVC para constatar que se ocupó de la palabra teleasistencia de la que los responsables de la sección tienen registradas observaciones desde 1992. Nos cuentan que se trata de uno de tantos términos como telebanco, telefax, teléfono o televisión, formados a partir del prefijo griego tele- (τηλε-) que significa ‘a distancia’.

Pero la que nos parece particularmente interesante es la observación de que se trata de un proceso neológico diferente al que ha dado lugar a palabras como telebasura, telemaratón, teleserie o teletienda en las que el prefijo no es el griego, sino un acortamiento de la palabra televisión. Transcribimos literalmente esta parte de la explicación de Dª Rosa Estopà: “así, pues, existen en español —como ya recoge el DRAE— dos elementos composicionales tele- homófonos: un elemento composicional culto (‘a distancia’) y otro que procede de la abreviación de un compuesto semiculto (‘televisión’). Este fenómeno no es un hecho aislado, pues en los últimos años lo encontramos en todas las lenguas románicas en unas veinte formas: biblio-, cine-, eco-, foto-, moto-, narco-, psico-, radio-, video-, etc.”
  
La bochornosa vejación ocurrida en la Plaza Mayor (enlace a la noticia), ¡cuanta gente hace fuera de casa lo que no se atreve hacer en la suya, pero no nos creamos mejores por ello!, llevó a las crónicas de algunos medios el neologismo aporofobia. Fundéu se ocupó hace algo más de un año de este término construido a partir del griego á-poros, pobre, para designar la "hostilidad hacia el indigente". Hasta tiene su propia entrada, en español y en euskera, en la Wikipedia. Esta es una de esas palabras que no solo tiene una creadora conocida, la catedrática de Ética y Filosofía Política Dª Adela Cortina, sino hasta acta de presentación en sociedad, que tuvo lugar en una columna del diario El País publicada el 7 de marzo de 2000.

Próximos ya a las mil palabras, nos hemos quedado sin espacio para hablar del interesante asunto de las llamadas profecías autocumplidas. Y aunque la de Lula da Silva propiamente no lo es (lo dicho no es la causa de su cumplimiento), es un concepto muy próximo. 

En Brasil, cuando un pobre roba  va a la cárcel.
Cuando un rico roba, lo hacen ministro.

¡Qué maravillosa es la memoria! Esa que algunos muy interesadamente quieren destruir con el más que cuestionable invento del "derecho al olvido". Otro gol de los más golfos envuelto en supuesta ética.

¡Y cuánto descaro! Pero, a fin de cuentas, idéntico a lo que ha hecho el PP con esa "aforada por senadorizada" Rita con la que ahora empieza a intentar marcar distancias entre yonosabías y otras excusas. ¡Que las uñas os crezcan hacia dentro!




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