martes, 2 de febrero de 2016

Nuevas paradojas


Cuando creíamos que con estar preparados para que cuando alguien nos dijera que iba a presentarnos a sus padres acabara por introducirnos a dos señores ya estábamos listos para afrontar los nuevos esquemas familiares, comprobamos que la cosa es más complicada. Y lo hacemos de la mano de unas aparentemente sorprendentes declaraciones de una hija de Kaitlyn Jenner (anteriormente Bruce; antecedentes ilustrados del asunto aquí):



Pocas personas pueden suscribir la que a primera vista podría parecer una boutade, pero en este caso es rigurosamente cierto, por más que ello implique una de esas rápidas transformaciones tan propias de los adolescentes. Y es que hace tan solo unos meses la cosa estaba como sigue:


Haya la bella moza completado o no la transición entre la pérdida del asco al descubrimiento de su fuente de inspiración, el titular vale el esfuerzo o mentirijilla, lo que sea, que tampoco es que nos quite el sueño. Y en el fondo nos parece una opción más sensata de conseguir que hablen de uno que andar componiendo portadas sexys en sillas de ruedas como hizo su hermana menor en el número de diciembre 14 – enero 15 de la revista americana Interview.

Ya metidos entre portadas y paradojas, procede que también nos hagamos eco de la tapa de esta semana del semanario The New Yorker. Y es, como todos los aniversarios de su fundación, una recreación de la imagen de Eustace Tilley, el personaje creado por Rea Irving que ejerce de representante a la revista desde su lanzamiento en 1925. Pero esta vez el ilustrador argentino Liniers nos lo presenta ejecutando un, impropio para tan elegante dandy, manspreading. De ahí lo de la paradoja.

Recordemos que lo de manspreading es un neologismo españolizado con notable pérdida de matices como despatarre, un término que fue incluido por Fundéu entre la docena de finalistas a su palabra del año. Un asunto tratado aquí.

Ahora a esperar a ver cuando cae alguna combinación de Jenner y despatarre. Eso ya no será paradójico.

Recordar, por último, que en los años veinte lo que llamaba la atención de los ilustradores era el, sin duda, mucho más elegante womanspreading. La ilustración que emparejamos con la portada de Liniers en The New Yorker es una obra de Julien Jacques LeClerc para la revista La Vie Parisienne.


Concluimos con una irónica visión del womanspreading de Tony Husband.






PS - Como tampoco son paradójicas las payasadas asturianistas del diario La Nueva España. Les mostramos la de hoy:





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