jueves, 17 de septiembre de 2015

Tuquoques fashionistas


La famosa expresión tu quoque dirigida por Julio César a Bruto, el hijo de su amante Servilia Ceponia, momentos antes de ser asesinado, da nombre a una conocida falacia. Se trata de aquella que busca rechazar la validez de un argumento intentado desacreditar a quien la pronuncia poniendo de manifiesto la incoherencia de su ejecutoria personal con lo manifestado. Una variante muy actual es el "y tu más" tan practicado en la política.

Pero nosotros hemos adosado el afectado adjetivo fashionista a ese latinajo que, además, hemos unido para denominar un fenómeno mucho más trivial cual es la reacción ante la coincidencia de la indumentaria. Una situación que habitualmente provoca mayor contrariedad cuanto más costosa es la prenda a la que ese precio se supone debería dotar de carácter exclusivo.

Convertidos como estamos en cronistas oficiosos en habla hispana del semanario The New Yorker, tenemos la responsabilidad de constatar que la portada de esta semana obra de Greg Foley vuelve, con los zapatos como sujeto (un asunto, el del calzado femenino, al que ya hemos dedicado un apunte el año pasado). Un concepto que, por otra parte, ya ha estado presente  anteriormente en las cubiertas de nuestra admirada revista.

Hay que destacar lo apropiado del toque multirracial al espíritu de nuestros días, pero creemos que el salto cualitativo que pedía la actualización del cliché a tan metrosexuales tiempos era su recreación con protagonistas masculinos. ¡Esta vez no habéis andado tan finos theneoyorquinos!

Pasamos a ver como en mayo de 1940 Helen E. Hokinson basó su portada en la contraposición de un mismo modelo lucido por compradora y maniquí. 

Porseguimos con una antigua versión del cliché “el mismo vestido”, que fue utilizada como portada en la revista Collier´s en los años treinta (26/5/1933). Obsérvense cuantos paralelismos con la que abre el apunte de hoy, perrito incluido. ¿La conocería Foley?

Es notable que al año siguiente esa misma revista repitió el juego, pero esta vez con contraposición de sexos, en el número del 12 de mayo de 1934.

 

Un paso más adelante en el énfasis de la falta de exclusividad había ido W. Cotton en su ilustración del 4 de junio de 1938. Y qué decir de la espectadora anticipando un modelo presentado en la pasarela en la escena imaginada por Anton (Antonia Yeoman) en una ilustración publicada en 1955 en la revista Punch.


En septiembre de 2012 Ian Falconer volvió con una brillantez no exenta de cierto sarcasmo - ¿a quien creen que recogerá el taxi? - sobre la diferencia que marca la “percha”. Cierto que en ese caso se trata de cortes bien diferentes realizados sobre una misma base creativa.

Una mordaz comparación de indumentarias pudo verse nada menos que en 1897 en la revista francesa Le Rire en una ilustración de "la civilización" de Lucien Metivet.

 

George Hughes tan solo insinuó el contraste en su escenificación de una prueba en The Saturday Evening Post del 10/1/1959.

Las diferencias de "percha" entre quienes optan por una misma prenda nos traen a la memoria otra brillante portada realizada en 1959 por Constatin Alajalov para el Post. Una espléndida contraposición de dos clientas bien dispares a las que unas resabiadas vendedoras ven igualmente "ideales" con un mismo sombrero. Una diferencia que aun era más patente en la interpretación de Peñarroya para el nº 0 de la segunda época de la revista Tío Vivo (etapa iniciada tras la adquisición por la editorial Bruguera en 1961).

 


Collier's, una publicación que llegó a ser sumamente popular en Estados Unidos, volvió repetidamente sobre el cliché que hoy repasamos. Pero habitualmente lo hizo centrándose en los sombreros, el complemento de moda por excelencia en la época en que están fechados los números que vamos a repasar.

La adjunta portada del 27 de abril de 1935 está muy próxima conceptualmente a la de Hokinson de 1940 en TNY. Más cruel es la interpretación del cliché que hizo Ernest Bushmiller en diciembre de 1957 en su cómic infantil Nancy que tiene como antecedente la tapa del nº 8 de Patsy Walker publicado en diciembre de 1946.


En 1936 Collier´s retomaba el juego confrontando una elegante dama y un uniformado portero. Una comparativa que ya había llevado Lucien Jaquelux a la cubierta de la francesa Le Sourire en 1933.

 

Al año siguiente aún volverían a la carga con una nueva variante en la que se emparejaba a una elegante crucerista con una lugareña camino del mercado, mientras que en 1945 la comparación se establecía entre un gorro y una simple cabellera. 

 

Completamos la serie con otros divertimentos basados en parejos tocados publicados en The Saturday Evening Post: ilustraciones de Mortimer Hayman (19/9/1936) y Neysa McMein (26/3/1938)

 

Ya ven como el que hemos dado en llamar "tuquoque fashionista" es un cliché que ha dado bastante juego en las portadas de las revistas.







P.S.- El juego de la coincidencia en sexos opuestos de una tapa de agosto de 1951 de la revista cubana Carteles.





No hay comentarios:

Publicar un comentario