jueves, 10 de septiembre de 2015

Más sobre selfis


Dicen quienes han pasado un embarazo que cuando se está en estado se tiene la sensación de ver muchas mas mujeres y mujeros (¡uf!, qué despiste, tanto escribir discursos para políticos) embarazadas que cuando no se está. Una alerta que vaya usted a saber qué hormona envía a vaya usted a saber qué región del cerebro.

Y si nosotros decíamos la semana pasada en el apunte ¿El primer selfie? que no habíamos encontrado muchas novedades interesante sobre esa cuestión ya tuvimos que enmendar un poco esa afirmación en un post scriptum que no queremos forzar mas. Así que abrimos nuevo apunte con una interesante autofoto cuya plástica nos gusta mucho mas que la organización a cuyo servicio se ha realizado (sobre la denominada Peta volveremos algún día, de momento les avanzamos el título que tenemos previsto para la entrada: "El talibanismo glamuroso"). 

Lo que no podemos es sino reconocer el poder de la imagen protagonizada por la estrella del ballet Sylvie Guillem aunque no estamos del todo seguros de que sea un selfi  (tenemos dudas de que el disparador de esa cámara esté en el lugar que ocupa el único dedo en condiciones de accionarlo y a ello se une la ostensible presencia de un cable que, aun en la era del wireless, bien podría ser de un disparador remoto). Por cierto que nuestro personal contraconsejo es que no se hagan veganos.



También aventurábamos la semana pasada que no tardaríamos en dar con alguna compilación cuyo descriptor título pudiera ser "El último selfie". Lo cierto es que mas bien pensábamos que ese lema fuera aplicable a lo fotografiado (o sea el previo a esas desdichadas "muertes por selfi"), pero por lo pronto hemos encontrado un caso del que bien podría haber sido el último disparo de una telefónica cámara de fotos. No tenemos noticias de los daños de los derivados de la caída captada en la siguiente imagen.



Así que por si no fuera poco la torpeza de nuestras propias manos que tan bien reflejaba una portada de nuestra dilecta The New Yorker en 2010, ahora se añaden los fallos de los palos de selfi.






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