lunes, 6 de julio de 2015

Cuando la inspiración procede del arte LIX: otras recreaciones del Laocoonte


En los anteriores apuntes (primero y segundo) de la tripleta dedicada al Laocoonte que hoy completamos, hemos visto las versiones realizadas por numerosos ilustradores. Vamos a completar el repaso de las interpretaciones del clásico, comenzando con las contribuciones de algunos conocidos nombres de la historia del arte.

Tras la parodia de Tiziano que ya hemos visto en la primera entrega, el siguiente artista de fama que creó una obra en torno al Laocoonte fue William Blake ( 1757- 1827). Este poeta, pintor y grabador inglés buscó conjugar en su recreación del mito las diversas artes que practicó con brillantez.



Mas difícil es relacionar con la famosa escultura la visión de la misma plasmada a pluma por Alberto Giacometti a partir de una reproducción que estuvo expuesta el Louvre hasta 1960. El artista italiano también es el autor del brillante apunte del doliente rostro del sacerdote de Apolo que puede verse junto a estas líneas.

El arte pop también tiene su propia versión del clásico que se debe a Roy Lichtenstein quien pintó el adjunto óleo en 1988.

El escultor valenciano Andreu Alfaro (1929 - 2012) recreó en diversas ocasiones el famoso grupo escultórico. Los adjuntos Laocoonte II (1994) y Laocoonte III (1995) fueron expuestos en la bienal de Venecia del año en que está fechada la segunda pieza. 
 

Tan reciente como de 2007 es la interpretación de R.O. Blechman titulada "Support Our Troops" (apoya nuestras tropas). Esta obra fue creada para la exposición en la que la Sociedad de ilustradores de Estados Unidos reunió obras con mensajes en favor de la paz. A su lado una versión de este mismo año del artista chino Zeng Fanzhi que se centró en el dolorido rostro del sacerdote de Apolo.

 

Menos conocido que los artistas anteriores es Mathias Waske, pero nos ha gustado su perruna versión "Laocoonte I" (1989). Si se dan una vuelta por su web comprobarán que este artista es un apropiacionsita recalcitrante que se ha especializado en fusionar referencia a diferentes artistas, en este caso combinando el clásico griego con las caninas escenas que dieron fama al pintor C. M. Coolidge.

Una versión escultórica ya encuadrada en el territorio plástico de la abstracción es la realizada en 1986 por el británico Tony Cragg  con el título "George and the Dragon". Advertirán que esta composición de mutante aspecto se ha expuesto en ocasiones con una copia de su fuente de inspiración para ayudar un poquillo a la parroquia con la interpretación. 


No hemos encontrado mucho arte urbano relacionado con el Laocoonte, tan solo podemos traer una versión sita en la pequeña localidad sarda de Orgosolo. O sea, que se trata de un oximorónico arte urbano rural.


Un muy americano exceso es la representación de la escena que decora un salón del Hotel Athenaeum de Detroit. Un establecimiento que debe su nombre a su proximidad al barrio de esa ciudad donde se concentra la colonia griega local. Y este es uno de los homenajes a su nombre que se le ha ocurrido.


La iconografía clásica ideada por Agesandro, Polidoro y Atenodoro diríase que ha intimidado a los grandes artistas que, en general, han evitado idear otras representaciones de la trágica escena. Pero debemos una notable excepción al genio de "El Greco", así que vamos a cerrar esta larga serie de reinterpretaciones del clásico con el muy diferente Laocoonte (1609) que Doménikos Theotokópoulos pintó en Toledo en el tramo final de su vida. Un cuadro que se exhibe en la Galería Nacional de Arte de Washington.






Adenda 7/17: La exposición sobre Alonso Berruguete inaugurada en Valladolid con el sugestivo título 'Hijo del Laocconte' pone de manifiesto, ya desde su cartel, en la influencia que tuvo en el escultor palentino el descubrimiento de ese clásico con motivo de su viaje a Roma en 1510 (la talla parcialmente representada es 'El Sacrificio de Isaac')






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