jueves, 27 de noviembre de 2014

Nuestra candidata a palabra peor utilizada: bianual

Hay vocablos que han alcanzado notoriedad por lo extendido de su uso incorrecto. Nos viene a la mente el caso de adolecer que parece que poco a poco va corrigiendo su extendida utilización como sinónimo de carecer, cuando en realidad lo es de padecer o sufrir.

Pero si hay una palabra que sistemáticamente encontramos utilizada con un significado distinto del que realmente tiene esa es bianual. Y es que es harto frecuente encontrarla, incluso en textos creados por autores de reputado nivel académico, para referirse a períodos de dos años cuando en realidad quiere decir dos veces al año. Si además se emplea en relación con un hecho que se produce con cadencia regular equivaldría a semestral, pero quede claro que no siempre.

Lo que ocurre cada dos años tiene una frecuencia bienal, palabra que parece que cuesta utilizar, cuando hay certámenes tan conocidos como la Bienal de Venecia que la incluyen en su denominación. Añadamos que no todos los eventos que gestiona la citada Bienal italiana se celebran cada dos años, como es el caso del anual Festival de Cine.

No suele producirse el mimo error en los períodos mensuales, quizá porque la abundancia de publicaciones bimestrales ha dado más visibilidad a un término que no se confunde habitualmente con bimensual. Esto es lo que curre dos veces al mes y solemos denominar con preferencia quincenal cuando se produce con un espaciamiento uniforme.

Es curioso constatar como el mal uso ha conseguido cambiar el significado de algunas palabras, como ha ocurrido, por ejemplo, con lívido. Etimológicamente procede del latín lividus (violáceo) y es un término que fue incluido en 1803 en el Diccionario de la Real Academia con el significado de amoratado. Pero la frecuencia de uso en situaciones relacionadas con la muerte propició la asociación con la palidez cadavérica, lo que dio pie a que la edición de 1984 del Diccionario incorporara el significado de “intensamente pálido” que se ha impuesto en el uso corriente. 

Resulta curioso constatar que, mientras en inglés livid es habitualmente utilizado como equivalente a púrpura, en francés livide ha sufrido el mismo proceso que en castellano y el Diccionario de la Academia Francesa también incluye dos acepciones contradictorias: “de color plomizo, azulado o verdoso, tirando al negro”’ y “de palidez apagada, terrosa”.

Con ser, como decíamos, el significado sobrevenido de lívido el más frecuente en la actualidad, en contextos en que resulta indeseable la ambigüedad el uso de este adjetivo ha caído en desuso. Por ello, el lenguaje médico ha optado por cianosis para referirse a la “coloración azul y alguna vez negruzca o lívida de la piel debida a trastornos circulatorios”, mientras que suele utilizarse el latinajo “livor mortis” para describir las “livideces cadavéricas”.

Con no ser un fenómeno particularmente frecuente, cabe citar otros ejemplos de polisemias contradictorias, como el que se observa en sancionar, que tanto sirve para referirse al acto de confirmar o aprobar, como para el de castigar. Así que decir que “la Academía debería sancionar el uso de bianual con el significado de cada dos años” es una frase perfectamente ambigua que esperamos solo llegue a producirse algún dia en tercera acepción.

Ya puestos, ¿qué acepción de lívido asocia el lector en mayor medida con la exaltación de la líbido, si es que alguna? 



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