viernes, 18 de julio de 2014

La controvertida igualdad


Mira que tenemos escuchadas desafortunadas declaraciones a Dª Ana Botella, incluso en diversos presuntos idiomas, pero para una vez que dice una obviedad a cuenta de la selección de los bomberos, va y se la carga con los tertulianos mas guays.

Así es que en el programa matutino de La Sexta que modera Antonio García Ferreras no encontraron ayer a nadie capaz de asumir que las mujeres no tienen las mismas condiciones físicas que los hombres (sic). ¿Cuántas especialidades deportivas conocerán en que ambos sexos compitan juntos o, en su caso, lo hagan en la misma clasificación?

Menos mal que la Constitución prohíbe que alguien pueda ser discriminado por razón de sexo. Porque, vamos a ver, si algún técnico en la materia opina que es deseable que un bombero pueda correr 
en equis segundos nosecuantos metros con unos determinados kilos al hombro, que bien podrían ser los que pesa el lector, habrá que exigirlo se tengan genitales masculinos o femeninos ¿o no?

Y si esa capacidad no es indispensable para desempeñar el puesto, tendrá que valorarse así se tengan genitales masculinos o femeninos ¿o no? 


Pues parece que esta no es una opinión políticamente correcta para unos cuantos santones mediáticos.

Mas complicado es acordar si las limitaciones, por ejemplo de estatura, que se establecen para desempeñar determinadas profesiones como también son militar o policía deben ser diferentes según el sexo. Aceptar esa discriminación comporta admitir que la medida no obedece a necesidades funcionales como puede ser utilizar cierto equipamiento estándar o realizar algunas tareas triviales: ¿se imagina a un o una policía pidiendo ayuda para que le pulsen el botón del 10º D? ¿O se trata, por contra, de restringir el acceso a un determinado porcentaje de la población que "no desentone"?

Vaya cacao mental que tenemos montado con ciertas no discriminaciones por sexo cuando, como apuntábamos antes, el deporte de competición lo tiene tan claro. Y es que abundan quienes no se enteran de que la aplicación del principio de igualdad nada tiene que ver con el vano intento de hacer igual lo que es diferente.

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