sábado, 21 de junio de 2014

Mal empezamos

Un código de conducta que no para de adquirir preponderancia es el que propugna restar importancia a las formas. Si bien es cierto que en algún tiempo la presión de las mismas llegó a ser asfixiante, mal servicio presta a la convivencia pretender que lo moderno es prescindir casi totalmente de esos eficaces simbolismos. A modo de ejemplo, seguir ese código que llamamos etiqueta es muchas veces el equivalente a colgarse un cartel con el mensaje “tenga vd. mis respetos”.

Para evitar errores de codificación, en estos tiempos en los que la cultura sobre esta forma de “saber estar” atraviesa mínimos, es habitual que las invitaciones a determinados actos incluyan una orientación sobre el particular. No seguirlas se convierte, por tanto, en una deliberada señal de falta de respeto. En lo personal, allá cada quien, pero cuando afecta a una institución como la Jefatura del Estado se convierte en un menosprecio al colectivo representado. Por ello quienes ostentan esa representación institucional tienen la obligación de exigir el cumplimiento de los códigos de respeto establecidos, precisamente porque actúan por delegación. Puede haber muchos ciudadanos a los que no les importe, pero hay otro importante número al que sí.

Por lo dicho, si está claro que en el caso de que el cantante David  Bisbal quisiera probar el delicioso baumkuchen de Horcher indefectiblemente sería invitado a tomar prestada una de las corbatas del guardarropa de ese afamado restaurante madrileño, no se entiende cual pueda ser el motivo de que cuando pretende, en cambio, catar las regias manos no sea invitado por un amable funcionario de la Casa Real a tomar prestados los complementos necesarios para cumplir el código de respeto establecido para la ocasión. Insistimos en que no es un problema del real grado de tolerancia porque los así agraviados son los representados, por muchos que sean los que hoy en día desprecian estas convenciones … hasta que les invitan a Horcher, claro.
Como ya tendrán muy vista la imagen del descorbatado Bisbal,
 preferimos utilizar como ilustración una espléndida tarta de árbol
 (que es lo que significa baumkuchen)
Tan claro como que el problema arranca en un afectado deseo de empatizar con el pueblo que recurre a colar perfiles como el del citado cantante en la lista de los elegidos para tan significativo acto. No habría sido la peor de las ideas que algo mas tarde, una vez empaquetada de vuelta a Suiza la innombrable, se hubiera realizado otra recepción-fiesta mas informal en la que el almeriense bien podría incluso haber dedicado una canción a la nueva reina. Pero sin confundir las cosas.

Así que la real pareja empieza apuntando preocupantes muestras de inclinación al buenrollismo facilón, bien que con algunos peculiares sesgos porque, sean ustedes favorables o contrarios a la tauromaquia, no nos negarán que cinco toreros (Enrique Ponce, El Juli, Javier Conde, José Padilla y José María Manzanares) son muchos toreros para tan aparentemente selecta lista de invitados que hemos visto cifrada entre un vago mas de 2.000 y un preciso 3.080 personas (Noticias Cuatro de ayer). 

En lo taurino se le ha ido la mano a alguien. Posiblemente a alguno de los unánimes mironcetes encabezados por Rafael Spottorno, el Jefe de la Casa del Rey, cuya foto se ha convertido en una de las mas celebradas del evento. Una imagen que suponemos justifica la causa de la también bastante inexplicable presencia de Mariló. No nos resistimos a yuxtaponer una imagen del mucho mas aguerrido comportamiento de los servidores de la Reina de Inglaterra.
marcialidad comparada de los servidores de la Casas Reales española e inglesa.
¿Quieren otro ejemplo?, pues ahí va. Ya se ve que ni una miradita de reojo por parte de sus compañeras hubo para quien parecía tener bastantes mas motivos para merecer un poco de atención.


Ya puestos a ganarse al pueblo a golpe de esos telediarios que tan bien domina la miembra de la real pareja era inevitable algún guiño cómplice del tipo: cada una en lo nuestro somos las únicas mujeres, yo la única Reina y tu, Susana, la única presidenta de una Comunidad Autónoma junto con Mª Dolores, pero esa seguro que me hace la reverencia que tanto me incomoda.

En la imagen contigua una muestra de como tampoco vacuna contra la incapacidad para asimilar la etiqueta el matrimonio con un miembro de una casa real, bien que exiliada (Carla Royo está casada con Kubrat “de Bulgaria”, el tercer hijo del depuesto rey Simeón y Margarita Gómez Acebo). Con todo, en estos casos siempre es preferible pasarse que quedarse corto.

Pero todo este rollo que nos hemos marcado de temática mas propia de los mejores couchés  no es mas que una mera excusa para solicitar su colaboración. Necesitamos saber si el padre o madre de las criaturas que pueden verse en la adjunta captura de video pudieran tener alguna responsabilidad de importancia en los destinos nacionales. Su colaboración es importante, la patria podría estar en peligro. En todo caso, al menos habría que mandarles un inspector de hacienda porque tantas presuntas perras como para comprar esto no pueden tener un origen impoluto.

Majestad, mucho nos tememos que no impartió las instrucciones apropiadas a los custodios de la entrada. La próxima vez se le van a colar hasta gentes sin invitación y quien sabe si incluso alguno de esos anticuados streakers. Reiteramos que hay ciudadanos a los que no nos agradan semejantes muestras de falta de respeto a nuestras instituciones. Y usted es el responsable de no consentirlo. Así que se ha estrenado fallándonos.

Recuerde que hasta las mas aguerridas compañeras de su esposa tienen que pasar por el aro cuando salen por esos mundos.

Para terminar queremos que sepa que tampoco nos gusta que la primera visita real tenga que ser siempre a Cataluña porque son los mas llorones. Vale que son muchos, aunque menos que los andaluces, y que le han dado trabajo a su hermana, pero, mutatis mutandis, recuerde lo de Chamberlain.

Así que mucho nos tememos que se vislumbra falta de firmeza. Mal empezamos.

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