lunes, 30 de junio de 2014

532 días


El título de hoy da cuenta del plazo transcurrido desde que este blog inició su andadura allá por el mes de enero del año pasado. Hemos querido significar tan singular período de tiempo porque coincide con el que José Antonio Ortega Lara estuvo enterrado en vida en un zulo. ¡Qué tiempos aquellos en los que las palabras que nos prestaba el euskera eran cocochas (de kokotxas) o angulas!

Asumimos que es imposible tratar de “comprender” lo que pasó el secuestrado durante ese período de inhumana reclusión, pero no es mal ejercicio tratar de aproximarse a través de las cosas que pueden ocurrir durante un plazo semejante en una vida libre (entiéndase como metáfora porque en su literalidad, con nuestro BOE de por medio, eso ya no cabe). En nuestro caso nos ha dado para publicar 392 entradas cuyo texto estimamos en una primera aproximación ya nos ha llevado a poner blanco sobre negro un número de palabras próximo al del Quijote (que nos dicen tiene 381.104). Quede claro que se trata de una comparación méramente cuantitativa. Como la de nuestros 532 días y los de Ortega Lara.

Curiosamente, este ejercicio con el que intentamos aproximarnos a lo que representa tan brutal plazo de enterramiento en vida vence la víspera del decimoséptimo aniversario de la liberación del secuestrado. El fruto de una brillantísima operación policial nacida de tan escueta pista como era la anotación «Ortega 5K, BOL» que fue encontrada en la agenda del dirigente etarra “Pototo”.

Desde ese enigmático BOL se consiguió llegar hasta José Manuel Uribetxeberria Bolinaga, que resultó ser un miembro de ETA no fichado en aquel entonces (“legal” se dice en la un punto absurda jerga al uso). Un etarra cuya peripecia penal está pidiendo una redefinición urgente del concepto “enfermo terminal”, no confundir con incurable puesto que, a fin de cuentas, todos somos “enfermos incurables” de esa dolencia llamada vida.

Les recordamos que Bolinaga fue puesto en libertad, por razones humanitarias, en un auto fechado el 30 de agosto de 2012 en el que se le daba un máximo de nueve meses de vida. Cuanto miedo y cuanta mentira en los médicos donostiarras que informaron el asunto, porque con no ser el tratamiento del cáncer ciencia exacta, pocas veces se equivoca tanto la medicina. Crónica de un error anunciado, nos escupen a la cara los 669 días de libertad que hoy suma este asesino (no hay exceso en el término, además de por el secuestro, también está condenado por el asesinato de tres guardias civiles, a un total de 178 años de cárcel).

Como las imágenes son inestimable ayuda en la fijación de los recuerdos, acompañamos la de una maqueta de aquel ciertamente bien disimulado zulo oculto bajo una máquina de tres toneladas que sólo fue descubierto por la perspicacia y perseverancia de la Guardia Civil. No olvidemos que quien luego ha recibido tan generoso trato, se negó en todo momento a revelar la existencia del escondite, un hecho que habría llevado a la inevitable muerte por hambre y sed del secuestrado.

¿Por qué hay que asumir que la hiriente presencia de Bolinaga en los bares de Mondragón no conculca ningún derecho de Ortega Lara? Amén de la dignidad de bastantes otros ciudadanos.

Puestos a recordar, tampoco está de mas traer a la memoria esa esperpéntica pieza de humor negro con la que el diario Egin dio cuenta de la liberación de Ortega Lara (el que aparece en la foto de la izquierad es Cosme Delclaux cuya liberación, previo pago de 1.000 millones de pesetas, permitió lanzar sin riesgo para la vida de este otro secuestrado la operación de rescate del culpable de ser funcionario de prisiones). Sepan quienes no estén al corriente que el redactor-jefe del periódico proetarra era en aquel entonces Martín Garitano, el ocupante del cargo de Diputado General de Guipúzcoa desde 2011.

Y todavía hay quien se empeña en sostener que ETA no ha conseguido nada. Véase a través de sus fieles servidores, ya que no tenemos respuestas para preguntas como ¿habría habido concierto económico sin terrorismo? Desde luego no era esa la confesa voluntad del Ministro Francisco Fernández Ordóñez que fue doblegada por Adolfo Suárez. 

La parte triste de la crónica de aquellos días es que poco más tarde, el 10 de julio, la banda secuestraba al joven concejal del PP en Ermua Miguel Ángel Blanco, que era asesinado tras un breve ultimátum para el acercamiento de presos etarras a cárceles del País Vasco (la misma reivindicación que con Ortega Lara). ¿Cuántos se acuerdan del significado de aquellos lazos azules?

Por ello, quizá lo más hiriente es que estos episodios tan importantes para comprender la reciente historia de España cada vez son mas desconocidos, especialmente por el segmento mas joven de la población. Y esto es así porque el buenismo imperante, que es característico pero no privativo de la izquierda, impide que tales informaciones salten a los textos de la enseñanza obligatoria, empeñados como siguen tantos en que la memoria histórica se acaba en el franquismo.

Inevitable recordar en este punto que Eduardo Madina ha puesto a Zapatero como el modelo a seguir (mientras Pedro Sánchez da muestras de creer que el camino es la compra de las voluntades separatistas). ¡Qué miedo! 



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