miércoles, 7 de mayo de 2014

El dilema de la aspirina


Quizá algunos de vds. hayan oído esa historia del paisano que llevaba una aspirina en el bolsillo, y ya llevaba horas con un fortísmo dolor de cabeza cuando se encontró con un amigo al que contó sus males. Su interlocutor, sorprendido, le preguntó por qué no se toma la aspirina, a lo que el migrañoso replicó que si se la tomaba se quedaba sin medicamento al que poder recurrir si más tarde volvía a dolerle la cabeza.

Escuchando hace unos días a dos economistas confrontar sus ideas sobre el manejo del déficit público que debería hacer nuestro país para salir de la crisis, se nos ocurrió que esa historieta también puede cursar en sentido contrario. Y posiblemente esa sea la metáfora de lo que está ocurriendo en esta atribulada España. En definitiva, si en un ciencia llena de desacuerdos, como es la económica, hay general consenso entre los especialistas en la eficacia de las políticas de incremento del gasto público como motor económico para los momentos mas bajos del ciclo, tal como es el que vivimos, ya hay más discrepancias en cual es el nivel que debería alcanzar ahora ese estímulo.

Sin embargo, ha entrado en juego el pragmatismo de nuestros principales acreedores que, encabezados por Alemania, nos han dicho simple y llanamente que nos habíamos precipitado al tomar la aspirina del déficit cuando solo teníamos un ligero malestar. Una inequívoca resaca derivada del festín que nos habíamos dado, y que ahora que realmente tenemos un dolor de cabeza de mil demonios ya no contamos con esa medicina. El desdichado corolario del mantra político, desgraciadamente cierto, que dice que cuanto más gastas mas te votan. ¡Que se vea que hacemos cosas! Y, desgraciadamente, ya se ha visto lo que ha armado.

Así es como este país incurrió en enormes déficits públicos en momentos en que eran perfectamente evitables, y ahora no puede utilizar ese mecanismo de estímulo económico que nos habría venido de perlas. Lo gracioso es que todavía hay quien saca a Zapatero en la campaña electoral, como si no fuera el máximo responsable, que no único, de esta perniciosísima anomalía que ha vivido la economía española en los últimos años. Y, desgraciadamente, con metáforas o sin ellas, 'el mayoría por ciento de los votantes' no lo entiende. En demasiados casos el voto se ejerce como nos muestra la alegórica imagen que sigue.

"Typical spanish vote"
Si quieren ir preparando su cuerpo para la campaña que se nos viene encima, la que oficialmente empieza el viernes, les recomendamos encarecidamente que lean el artículo “Denuncia a la corrupción política en el gas”, donde el, demasiadas veces algo exaltado, pero siempre bien documentado Roberto Centeno explica que ha sido de algunos de esos dineros pésimamente gastados, en este caso los del gas. De paso, también nos recuerda donde acaban apoltronados algunos de los culpables del desafuero. 

También tenemos que ir adaptando nuestro olfato a la pestilencia del marketing mas rancio y falsario que lo inundará todo en las próximas semanas. Una muestra:


No deja de ser notable que el Ché, un mero icono gráfico para la inmensa mayoría que lo desconoce todo sobre el mismo, siga vendiendo. En el resto de esta terna de diseño ni entramos.

Así que como complemento precampaña también pueden recordar en un artículo del blog de Santiago González que la cabeza de lista socialista se propone volver a la institución a la que mintió cuando accedió por primera vez al cargo de eurodiputada. Y esta es la que va de jefa. Puro estilo Moreno Bonilla, cuyo caso recordarán los mas fieles que hemos tratado en febrero en la entrada Con 9.000 avales (o "el curioso caso delhombre que se deslicenció"). Vaya tropa. La gran pregunta es ¿cómo se echa a esta gentuza?

¿Es posible que ninguno de los llamados líderes quiera enterarse de que lo que una gran mayoría quiere es que limpien quirúrgicamente sus partidos de arriba abajo? Y que, una vez prestado ese indispensable servicio, inhabilitados ellos mismos por su trayectoria, cierren la puerta al salir.

O será que, a pesar de esa carita de sensatos que ponen al hablar, en realidad no tienen reparo en jugar a Ucrania con tal de mantener sus poltronas.

Nosotros vamos a tener que tomarnos la única pastilla azul que nos queda.



P.S.- Siempre tan despistados, se nos había olvidado incluir un regalito para la señora Valenciano que no dudamos le será de utilidad en su campaña. Si alguno de nuestros lectores tuvieran forma de hacerle llegar la que se proclama herramienta para una "revolución hecha por uno mismo" (DIY revolution), o sea, la "revolución de bricolaje", ¿acaso no la hubo de terciopelo?, le quedaremos muy agradecidos.







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