lunes, 21 de abril de 2014

Satisfacciones de underdog


Underdog es una palabra nacida en Norteamérica en la segunda mitad del siglo XIX en el mundo de las peleas de perros para designar, por oposición a top dog, al can que no tenía la condición de favorito. El inglés británico ha utilizado tradicionalmente la palabra outsider para referirse a esa condición de improbable vencedor, pero este término restringe ahora su uso a la designación de quienes se sitúan fuera de un grupo determinado y, en particular, del formado por quienes siguen las convenciones sociales mas usuales. Por su parte, el idioma español carece  de una palabra equivalente a underdog por lo que los partidarios de la pureza lingüística se ven obligados a emplear al menos dos autóctonas para referirse al “no favorito” mientras esperan la improbable implantación de una alternativa como podría ser “antifavorito”.

No son tan raros los casos en los que los underdogs han “dado la campanada” y se han impuesto a quienes se anticipaba vencedores. El artículo de la Wikipedia dedicado a este concepto  contiene una relación de triunfos de esperados perdedores que nos recuerda casos como la derrota de la “Armada Invencible”, aunque ya se sabe que la historiografía oficial nos dice que no fue vencida por la underdog flota británica sino por “los elementos”. Es sorprendente que esa relación omita el primer y muy señalado episodio histórico protagonizado por David frente al gigantón Goliat y tampoco se españoliza mínimamente la lista de políticos incluida con la clara condición de "underdog triunfador" que caracterizó la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones de 2004. Aquellas en las que el favorito Partido Popular fue víctima de su torpe manipulación del 11-M. Nuevamente los elementos y no el contrario, se consuelan todavía algunos.

Con todo, es el deporte el territorio mas propio para este vocablo que resultaba aplicable a la selección uruguaya de fútbol que venció a los anfitriones en el Mundial de Brasil de 1950, al tenista Goran Ivanisevic cuando ganó Wimbledon en 2001, un torneo en el que solo pudo participar gracias a una invitación de la organización (wild card) o, nuevamente en el fútbol, a la selección griega que ganó la Eurocopa 2004.

Pero quizá sea el boxeo la especialidad deportiva con mas historias de underdogs, seis entregas cinematográficas de Rocky han sido alimentadas con la historia de Chuck Wepner quien no llegó a ganar a Muhamed Alí pero aguantó quince asaltos contra todo pronóstico. Como no somos muy aficionados al pugilato no recordamos ahora alguna bonita historia nacional que seguro que la habrá, pero sí nos viene a la mente el significativo caso de Paquito Fernández Ochoa que dejó con un palmo de narices al favorito en la Olimpiada de Sapporo de 1972. El madrileño batió en el eslalonGustavo Thöni por la en esa prueba abultada diferencia de un segundo cuando la temporada anterior se había clasificado trigesimonoveno en la Copa del Mundo. El ganador de la misma no había sido otro que el mencionado esquiador italiano que aun se anotaría otras tres mas en las siguientes temporadas en las que Paquito tan solo consiguió vencer en una prueba (el eslalon de Zakopane, Polonia, en febrero del 74). El éxito le deparó al bueno de nuestro compatriota una consecuencia tan inesperada como convertirse en invitado de ultimísima hora de la boda de la nieta de Franco, Carmen Martínez Bordiú, con Alfonso de Borbón celebrada 25 días después de su victoria. Pintorescos sucedidos que les pueden ocurrir a los vencedores inesperados.
El podio del eslalon de Sapporo: desconocemos si Gustavo Thöni
adquirió allí alguna prevención hacia el número 13.

Cuando se escribe desde Asturias también es obligado recordar la victoria por 4-0 del Club Patín Cibeles  sobre el FC Barcelona en la final de la Copa del Rey de hockey sobre patines de 1980 disputada en Salamanca. El primer equipo de fuera de Cataluña que ganó esa competición ante la incredulidad de los seguidores del que venía de ganar las dos ediciones anteriores y se tomaría la revancha frente a los asturianos en la siguiente.

Cuando no cabe el triunfo los underdogs también pueden disfrutar de algunas otras pequeñas satisfacciones como la que pudo verse en el GP de China de Fórmula 1 disputado ayer. Por uno de esos líos con los neumáticos que solo los muy aficionados dominan el piloto japonés Kamui Kobayashi se dio el lujo de adelantar a los mandos de su modesto Caterham, el coche que sistemáticamente se disputa con los Marussia los últimos puestos de la parrilla, al poderoso Red Bull del tetracampeón Sebastian Vettel. Vaya cura intensiva de humildad que está siguiendo este año el alemán. Contemplen (o recontemplen si vieron la carrera) el rebote que se pilló el actual campeón:


Si recuerda el caso de algún deportista español que haya ejercido de "underdog ganador" no dude en dejar un comentario que enriquezca esta croniquilla.


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