domingo, 2 de febrero de 2014

Rituales Turísticos V: lanzamiento de monedas


Los pozos de los deseos son elementos tradicionales del folclore europeo que entroncan con el ancestral culto al agua por su condición de fuente de vida. Los manantiales se convirtieron así en lugares idóneos para establecer contacto con las deidades a las que se encomendaba la concesión de los deseos formulados, un ritual que pasó a completarse arrojando monedas como prepagada señal de agradecimiento. Conviene añadir que la antigüedad clásica también conoció el depósito de tablillas de maldición (en latín defixio y en griego katádesmos), láminas de plomo enrolladas tras grabar la correspondiente imprecación. Un considerable número de las mismas ha sido encontrado, por ejemplo, en las termas romanas de la ciudad inglesa de Bath.

En algunos casos, la tradición ha sustituido las monedas por escritos con los propios deseos, una práctica que entronca con otras tradiciones tan arraigadas como la que se desarrolla en el "Muro de las Lamentaciones" de Jerusalén. Un destacado ejemplo de esta tipología de pozo es el ubicado en el santuario de Santa Rosa de Lima, la primera santa de origen americano, que es la patrona del Perú.




Lo cierto es que como no se encuentran tantos pozos en los principales enclaves turísticos, han sido los parques Disney los que han asumido la responsabilidad de subsanar tan lamentable carencia. Y lo han hecho de la mano de su versión cinematográfica de la historia de Blancanieves (1937) en la que el ritual consistía en escuchar el eco del deseo formulado. Por si no lo recuerda:


Así que en las proximidades de los castillos que invariablemente ocupan un lugar central en esos exitosos centros de ocio se encuentran pozos oportunamente sonorizados con la canción de Blancanieves. Una placa recuerda que los deseos del ejecutante ayudarán a convertir en realidad los sueños de los niños. Sutil referencia al destino de las monedas arrojadas, que en esos parques son una auténtica plaga que se extiende a todo tipo de rincones con presencia de agua. No está muy claro que esperan algunos que les concedan los "Piratas del Caribe" o los “entrañañoños” personajes de “It´s a Small World”.

El culto al agua y a los manantiales dio origen en la Antigua Roma a la costumbre de construir monumentos en los lugares en que terminaban los acueductos que abastecían de agua las ciudades. El punto final  del Aqua Virgo (en italiano Acqua Vérgine, así llamado porque el manantial que capta habría sido descubierto por una virgen romana llamada Trivia en el año 19 a. C.) tras 22 km de recorrido, es el lugar en el que se erigió en el siglo XVIII la conocida “Fontana de Trevi” (detalles constructivos aquí) que toma su nombre de su emplazamiento en el cruce de tres calles (en italiano tre víe). Es conocido que antiguamente los soldados bebían ritualmente sus aguas para invocar la suerte necesaria para volver con vida de la guerra, pero no está claro cuando se sustituyó esa costumbre por el lanzamiento de una moneda.

Si es conocido que la gran impulsora de la leyenda de la Fontana de Trevi en una época en que el turismo internacional era todavía un esparcimiento de élite, fue la película “Three Coins in the Fountain” (Jean Negulesco, 1954) que en España se tituló “Creemos en el amor”. El título original hace referencia a las vivencias de tres mujeres distintas de las que tan solo dos cumplen con el rito (la novela de John H. Secondari en que se basa la película se titula simplemente “Coins in the Fountain”).

Arriba: Richard Nixon y su esposa “Pat”
ejecutan el ritual ajustándose a
l canon en 1957.
El era 
entonces vicepresidente de Estados Unidos.
Según el canon debe hacerse de espaldas y lanzando la moneda con la mano derecha por encima del hombro izquierdo, detalle este último que no solo incumplen las ejecutantes cinematográficas (tráiler del film, la escena comentada está en el min. 1:55), sino también la mayor parte de los turistas. Ello no impide a las tres protagonistas de la cinta vean finalmente cumplidos sus románticos deseos. El triple lanzamiento que se infería del título, en realidad una metáfora de las tres historias de amor, acabó dando pie a significados sobrevenidos por los que una moneda garantizaría el retorno a la Ciudad Eterna (hasta aquí llega la auténtica la tradición), dos traerían un romance y tres serían las necesarias para que la cosa acabara en boda. Sea como fuere, el importe de las recogidas es considerable y ya ha llegado a superar el millón de euros algún año, para alegría de los responsables de Cáritas que es la organización beneficiaria de lo recaudado.

En ese gran santuario de las réplicas que es la ciudad de Las Vegas, no podía faltar una copia de la fuente romana que está situada en una de las entradas de la galería comercial del Caesars Palace. No es la única existente en la meca del juego, porque una de las tiendas de Fendi (la de la galería comercial Crystals) ha instalado su particular versión, aunque realizada a una escala bastante menor. Y los coreanos también han querido tener su propio ejemplar de la Fontana de Trevi. que está emplazado en el parque de atracciones Lotte World de Seúl.

En el sentido de las agujas del reloj: original, Cesars Palace, Tienda Fendi y Lotte World
En Las Vegas pasa como en Disney, las monedas están por todas partes. La práctica no solo no se desincentiva, sino que en algunos casos se estimula con placas que especifican el beneficiario de la recaudación, como vemos en la colocada en la fuente de la entrada principal del citado Caesars Palace.

El inventario de lugares en los que los americanos arrojan monedas es inacabable, por lo que solo añadiremos una referencia más. El Metropolitan Museum de Nueva York, el famoso Met, tiene diversos puntos de acopio numismático, como el curso de agua que rodea el Templo de Dendur o el estanque con peces koi del Astor Court dedicado a la cultura china. Pero la gran estrella es la fuente del Patio Grecorromano de la que adjuntamos una imagen ilustrativa de lo que es capaz de llegar a cargar a pesar de las periódicas recogidas que se hacen. Terrible servidumbre turística la de visitar los museos, así que con algo hay que entretenerse.


Saltamos a Europa, aterrizando, no por casualidad, bien cerca de nuestra Vetusta para constatar uno de tantos casos de conjunción de rituales religiosos y paganos. Uno de los puntos de España en que es más popular el lanzamiento de monedas es el estanque del Santuario de Covadonga. No podemos  cuantificar el éxito porque no tenemos noticias de se hagan públicas las recaudaciones. Cierto que en este caso la recogida se hace muy de tarde en tarde, la última tuvo lugar cuando habían transcurrido seis años desde la anterior, porque solo se efectúa cuando se procede al vaciado del estanque para obras de mantenimiento. Y ya se ha visto algún caso de quienes han querido ahorrarle al obispado la tarea.

Otra leyenda de Covadonga que cuenta con bastantes seguidores es la asociada a la adyacente Fuente de los Siete Caños (parte inferior izda. de la foto). Así la explica una popular copla:

La Virgen de Covadonga
tiene una fuente muy clara;
la niña que de ella bebe
dentro del año se casa.

Como tantas veces hay algunas tergiversaciones y, con frecuencia, el rito se enuncia transformado en que se debe beber de cada uno de los siete chorros. Hasta hay quien añade que debe hacerse sin respirar. Esto ya es un poco de mala uva, porque los siete caños son un añadido de posguerra diseñado por el arquitecto Luis Menéndez-Pidal Alvarez y no es difícil encontrar fotos que documentan el antiguo aspecto de la entonces llamada “Fuente del matrimonio”. Imposible beber de siete caños en aquella.

  
Volamos ahora hasta San Petersburgo para visitar al Chizhik Pyzhik (pequeño lúgano) cuyo nombre es el título de una popular canción infantil rusa, así como el apelativo que se daba a los estudiantes de la Academia Imperial de Jurisprudencia. Ello por el amarillo y verde colorido de sus uniformes, que recordaban el plumaje del pajarillo. Como recuerdo, en 1994 se colocó un pequeño bronce de tan solo 11 cm de altura, realizado por el artista georgiano Rezo Gabriadze, en el estribo del conocido como Primer Puente de los Ingenieros que da acceso al Jardín de Verano. Dentro de las muy variadas costumbres que ha creado esta ciudad rusa para mayor deleite de turistas, se incluye la de arrojar una moneda pidiendo un deseo que supuestamente se cumplirá si se acierta a dejarla en la peana. Aquí no solo hay quien se lleva las monedas sino, que hasta la propia escultura ha sido robada al menos en tres ocasiones.

 

Ya metidos en ejercicios de habilidad, también se ha puesto de moda lanzar monedas a la liebre situada junto al puente Ioannovsky que da acceso a la Fortaleza de San Pedro y San Pablo. Este monumento del año 2003 recuerda la leyenda que cuenta como una liebre que huía de las inundaciones que asolaban el lugar, habría saltado a la bota de Pedro el Grande cuando éste desembarcaba en esa isla precisamente llamada de las liebres (Zaychiy Ostrov). El emplazamiento que se convirtió en primer núcleo de esta Capital del Norte fundada en 1703.

Todavía hay más peanas en las que se puede probar puntería en San Petersburgo, como las que soportan al gato Elisei y la gata Vasilisa colocados frente a frente en la céntrica calle Malaya Sadovaya. Estas figuras son un homenaje a los felinos traídos para librar a la ciudad de las plagas de ratas que la asolaban. Ya decíamos que no faltaban los ritos para turistas en la ciudad rusa de la que ya hemos comentado en una entrega anterior otro asociado a la más moderna de las tres estatuas con que allí cuenta su fundador.


Ya se ve que los rusos son dados a las supersticiones, hasta el punto de que en la capital del país se erigió un monumento a las propias de los estudiantes. Entre estos es muy popular la creencia de que para superar con éxito los exámenes se debe llevar una moneda de 5 kopeks dentro de los zapatos, como se representa en la obra colocada en 2008 en el ribereño parque del distrito de Maryino.


Otro rito asociados a ese monumento en el que están inscritos los nombres de las principales universidades del país, es lanzar una moneda por encima del hombro con objeto de acertar con el del nombre del centro en que se estudia Y otro más frotar el libro de calificaciones grabado con el deseado 5, que es la máxima en el sistema de puntuación académica utilizado en Rusia.


Como el tema de hoy da para eternizarse, vamos a finalizar nuestro recorrido por Europa con otro depósito de monedas en seco. Nos referimos a la costumbre asociada en Estocolmo a la figurita llamada “Pojke som tittar på månen” (Chico mirando la luna), más conocida simplemente como "Olle”Esta pieza es obra del artista Liss Eriksson (1919-2000) que se inspiró en los recuerdos de su niñez cuando se extasiaba contemplando la luna. Colocada desde 1967 en la placita conocida como Bollhustäppan, también suele ser vestida con complementos diversos, mientras la vecina Iglesia Filandesa, encargada de recolectar las monedas, trata de desincentivar el depósito de las mismas en esta figurita a la que también suele darse un palmadita para rematar el rito de petición de los deseos.


Así es que en unos lugares, los menos, con diferencia, se trata de disuadir el depósito de monedas y en otros se incentiva, incluso con efectos sonoros, como ocurre en el monumento dedicado en Sidney a uno de los perros favoritos de la Reina Victoria llamado Islay. Una grabación invita a depositar monedas que son agradecidas con un gracias seguido de un ladrido, tal y como puede verse en el video de este enlace.

Vamos a iniciar el brevísimo repaso de las variantes orientales de los rituales con monedas en el Chinatown de Los Ángeles. El actual barrio chino fue erigido en los años treinta, cuando la colonia asiática de la capital californiana fue expulsada de los terrenos en los que se construiría la terminal ferroviaria Union Station.

El hoy bastante decaído nuevo Chinatown (no confundir con el de San Francisco) se convirtió en uno de los primeros centros comerciales de Estados Unidos y, para embellecerlo, se encomendó al artista Hong Kay Lu la construcción de un "pozo" de la suerte que inspiró en el famoso paisaje del Parque de la las Siete Estrellas de la ciudad china de Guilin que alberga una famosa cueva homónima. También aquí se optó por fomentar la habilidad, y así se dispusieron diversos objetivos asociados a deseos específicos a los que es posible lanzar las monedas, pero no se olvidó colocar uno de carácter genérico que permite dar cabida a los no contemplados en los blancos restantes. A continuación se muestra una imagen de su aspecto actual.


Estos inmigrantes chinos llegados a Estados Unidos como mano de obra para el tendido del ferrocarril, también fueron los inventores de las “fortune cookies”, las galletas de la suerte que llevan en su interior una tira de papel que puede contener desde un augurio a una broma. Esta creación americana, y no oriental, cuya autoría se disputan San Francisco y Los Ángeles, tenía como objetivo suplir la ausencia de postres en las cartas de los restaurantes chinos donde se ponía fin a las comidas con un té que se servía acompañado con una de estas galletas.

Esta preferencia oriental por los lanzamientos de precisión también se pone de manifiesto en otros ritos practicados, ahora ya sí, en países asiáticos. Sirva como ejemplo el del  muy turístico Templo del Alma Escondida (Lingyin) de Hangzhou al que ya hemos hecho referencia al tratar el frotado de las barrigas. Allí la costumbre es lanzar monedas al relieve ubicado en la parte trasera del templo con el objetivo de que queden retenidas en el mismo. La verdad es que no es difícil.


Algo máas lo es conseguir que las monedas queden enganchadas en un ritual cordón protector de los templos sintoístas conocido como shimenawa. Esta práctica es típica del pabellón Kaguraden del templo Izumo Taisha que está dedicado a Ōkuninushi-no-mikoto, una deidad matrimonial. Si la moneda queda atrapada, el casamiento es inminente, pero si  se cae es que todavía quedan años de soltería. 

Llegados al muy variado repertorio de los rituales sintoístas, que se han convertido en una parte ineludible de los deberes de los turistas que visitan Japón, la extensión alcanzada nos aconseja dejar para una próxima entrega el repaso de los mismos.



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