miércoles, 5 de febrero de 2014

Avales

Hay quien nos dice que dedicamos demasiados apuntes a cuestiones lingüísticas, pero es que cuando falla el uso apropiado de las palabras la comunicación se vuelve imperfecta cuando no imposible.

Una curiosa perversión del lenguaje que ya hemos detectado en algunas ocasiones es el uso de avalar para referirse a lo que no es objeto de rechazo. Sin término medio. Ayer por la noche topábamos en la edición digital de El País con un ejemplo que enlaza con otra característica del periodismo de nuestro tiempo, la escasa voluntad de aproximarse de manera imparcial a las noticias. Un hecho que ha granjeado a una cadena de televisión el adecuadísimo sobrenombre de "La Secta". Periodismo al servicio de una causa y no de la Información. Así de claro. No pretendemos que este sea el caso de Fernando J. Pérez, pero algo nos hace intuir que no es muy votante del PP y que, por el contrario, no tiene mala onda con la sra. Colau. Lo malo es que, a veces, aparece algún redactor mas jefe a chafarte el desparpajo. El típico aguafiestas. A continuación se muestra la noticia del auto sobre el escrache en el domicilio de Dª Soraya (si era escrachada no hará falta especificar de cual de las dos que copan las portadas se trata) tal y como aparecía titulada anoche junto a la remozada versión matutina.



Mensaje abierto para la redacción de El País: no dejen a este hombre ir solo al banco, que se pierde. Es persona de aval demasiado fácil.

Si tiene curiosidad en profundizar en la noticia puede seguir este enlace para leer su texto íntegro desde el que se puede acceder a una copia del auto. No habría sido mala contribución a la mejora del nivel cultural de los lectores que se hubiera aprovechado para explicar que no es necesario que un hecho sea tipificado como delito penal para que sea objeto de sanción. Que luego el personal se envalentona y lo brean a multas. 

En cuanto al resto de avalistas potenciales que puebla la faz de la Tierra, y a los del envés también si los hubiera o hubiese, no podemos por menos que recomendarles que se tomen las cosas con humor, al menos mientras el grado de cabreo no se lo impida. Así que finalizamos con una sugerencia gráfica de cuyo autor lamentamos no poder darles datos:


Y de regalo un enlace a otro chiste sobre avales (a que se va notando la vuelta del Director de Marketing).

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