martes, 10 de diciembre de 2013

Peta: el próximo hito numérico


Finalizábamos nuestra última entrega comprometiendo una incursión en el escurridizo territorio de los grandes números. Para esta osada intentona vamos a servirnos de los prefijos del Sistema Internacional de Unidades (SI). Como diría el pequeño gran Chapulín Colorado: ¡síganme los buenos!


El mayor prefijo del SI que hasta ahora ha llegado al lenguaje de la calle es tera que vale por 1012 (1.000.000.000.000), o sea, lo que hablando de dinero llamamos billón (reiteramos que no coincide con el billion del inglés americano que son mil millones, lo que en términos del SI es un giga). Ha sido la rápida evolución de los dispositivos de almacenamiento informático la que al situar el precio de los discos duros de un terabyte por debajo de la barrera de los 100€ ha democratizado ese término que hasta ahora formaba parte casi exclusivamente del lenguaje de la electricidad. Póngame un disco de un tera dice ya con soltura cualquiera por más que luego se líe al contar más de tres ceros.

Hasta el advenimiento de este hito informático solo cabía esperar que tera saltara a los titulares de prensa en alguna noticia eléctrica. España lleva unos años con su consumo de ese tipo de energía estancado ligeramente por encima de los 250 TWh,  terawatios (por) hora. Nótese que el "por" omitido es el de multiplicar, no el de dividir que es el está presente, por ejemplo, en los km/h, que esto no hay manera de que lo entiendan la generalidad de los periodistas.

Ya que no hemos metido en el asunto de la electricidad vamos a realizar un inciso para ayudarles a guiarse en ese poco comprendido mundo. Si en un pasado apunte comentábamos como en cuestiones de agrimensura ha sido el campo de fútbol el que se ha impuesto como representante habitual de la hectárea, aunque con bastante inexactitud como entonces veíamos, no es menos necesario buscar ayudas para entender las magnitudes eléctricas. El kilowatio (kW, ahora sin multiplicar por horas) de potencia es bastante comprensible para los usuarios domésticos porque la mayor parte de los hogares tiene contratada una potencia algo inferior a 4 kW y ya se encarga el limitador de potencia que gentilmente le habrá colocado su proveedor de enseñarle que eso equivale a tener activos un par de fogones de una cocina eléctrica y una lavadora en la fase de calentar el agua. A partir de ahí apagón y los deberes del niño en el ordenador a la porra.

La emergente presencia en el parque móvil de vehículos híbridos también va a ser muy pedagógica porque en ellos el clásico cuentarrevoluciones suele ser sustituido por un medidor de potencia que nos obligará a irnos acostumbrando a que 1 Kw son 1,36 caballos (CV o en inglés HP). No se líen con los de los hacendistas que, para mayor confusión, tuvieron la malhadada idea de llamarlos caballos fiscales. Qué poca creatividad, pudiendo haber dado a ese concepto nombres como "Índice de cochazo" o haberle asignado una de esas siglas que tanto gustan a los burócratas, por ejemplo PAGOF (Potencia Automovilística Gravable por las Ordenanzas Fiscales). ¿Pagofástelo? preguntaríamos por aquí para confirmar si alguien había liquidado esa tasa.

Una vez entendidas las pequeñas magnitudes eléctricas hay que afrontar que abre usted el periódico y se topa con que de pronto le cuentan que la punta de la demanda nacional es de unos 45 gigawatios (estos también sin multiplicar por horas, que les vemos venir ¿eh?). Cómo imaginarse esa gigantesca cifra. Nuestra recomendación es medirlo en reactores nucleares aprovechando que los grupos modernos siempre andan algo por encima del gigawatio. Así que en los momentos de mayor consumo España necesita para abastecerse el equivalente a unas 45 nucleares, aunque de las de verdad solo tenemos 7 reactores en 5 emplazamientos (Almaraz y Ascó tienen dos grupos cada una, las otras son Cofrentes, Vandellós II y Trillo; hay otras tres centrales de menor tamaño ya en proceso de desmantelamiento: Vandellós I, Zorita y Garoña). Si lo que quieren es "visualizar" cuantos paneles solares hay instalados en España lo más sencillo es que se imaginen 4 grupos nucleares y pico. 


No podemos dejar de mencionar que el Ministro que reguló esa industria legisló tan bien que tanto como eso se le coló al amparo de un decreto que se marcaba como objetivo instalar poco más de un tercio de reactor, vamos, que se le fue la mano más de 12 veces. Así que el agujero que le ha hecho Miguel Sebastián a los ciudadanos españoles asciende a unos 2.500 millones de euros anuales sólo en producción fotovoltaica (también hay un considerable parque termosolar) y eso tras las drásticas rebajas de tarifas que tienen al borde del colapso financiero a muchos inversores que cometieron la imprudencia de creerse lo que decía el BOE

A veces diríase que la seguridad jurídica hubiera quedado reservada en España para los asesinos. Ya tendrán noticia de que nuestro Gobierno anda estos días coqueteando con la supresión de las desgravaciones a las compras de viviendas realizadas en el pasado. Si planificar el futuro es de por sí difícil, nuestros inmorales gobernantes han conseguido que en España sea sencillamente imposible. El país de la lotería en el más amplio sentido del término. Ustedes se reirán con el anuncio, pero nosotros nos descojonamos, se habrá oído en algún despachazo.

Volviendo a los subsidios eléctricos, ¿han oído a alguien hablar de procesar a Miguel Sebastián por malversación de caudales públicos? Pues todavía se permite andar por ahí afeándole a Solbes sus memorias. Y no decimos que no sean afeables, pero no parece que sus compañeros de estropicio sean los más indicados para hacerlo. Así funciona la desvergüenza.

- Sofi, Sofi, es que en el título nos dijo que iba a hablar de peta, y se está calentando.

- Cuanta razón tienen. Si quieren seguir profundizando en el lío eléctrico que tiene montado España encontrarán unas accesibles explicaciones en un documentado apunte del blog de Javier Sevillano.

Estábamos en que después de tera llega peta que es el prefijo representativo de 1015, o sea, mil billones o mil teras. Un número muy grande, veamos si nos sirve para algo. Probemos contando dinerillos que es lo que estábamos haciendo al concluir la entrada que nos incitó a meternos en este charco de los grandes números. El PIB español lleva varios años merodeando el billón de euros, así que en terminología del SI sería un teraeuro (12 ceros). Ya se ve que es poco, necesitamos más. El PIB de Estados Unidos  anda por los 17 trillions (americanos) de dólares, pongamos que son 12,5 billones de euros que tampoco necesitamos afinar porque no vamos a salir corriendo al banco a negociar que nos los cambien. Esta es una cifra algo inferior a la del conjunto de la Comunidad Europea mientras que el PIB mundial se estima que andará por unos 53 billones de euros, o sea tan solo 5 céntimos de esa supermoneda que llamaríamos petaeuro. Parece que el asunto de los dineros no necesita el peta, salvo que nos hubiéramos dado una vuelta por Zimbawe hace unos pocos años.


Ese país saqueado por el sátrapa Robert Mugawe y su secuaces ante la indiferencia internacional, de ahí salen parte de los dineros con los que los suizos querían ponerse un sueldo universal de 2.000€ al mes, ¡que obscenidad!, sufrió un increíble proceso de hiperinflación que llevó a que en 2008 se llegaran a emitir billetes de 100 trillions de dólares locales, o sea 100 billones (1014 dólares). Estos billetes equivalían por tanto a 10 céntimos de petadólar zimbawense por lo que parece que esa hipotética moneda sí podría haber sido de utilidad en la llevanza de la contabilidad nacional de ese país en aquellos locos años. 

Actualmente está en circulación la cuarta versión del dólar local, codificado con las siglas ZWL, una moneda que entró en vigor en 2009 con un valor que quitaba 12 ceros a su predecesor (el ZWR). O sea que el pedazo de billete que les mostramos más abajo pasó a valer tan solo 100 dólares zimbawenses nuevos (ZWL). Estos equivalen a 1025 de los primeros dólares (ZWD) emitidos en 1980 con motivo de la independencia. Ya ven qué éxito el de Mugawe. En terminología del SI resulta que 1 ZWL = 10 yottaZWD (nos hemos tenido que saltar exa y zetta por encima de peta, ver el cuadro del comienzo). Como ven  no ha sido fácil ser economista en Zimbawe, bueno, en realidad no ha sido fácil ser nada con la desgracia de dirigentes que "liberaron" ese país (sobre todo de sus riquezas) con la torpe indiferencia de la llamada Comunidad Internacional.


Con todo, el africano no ha sido el billete de mayor importe facial de la historia. Ese dudoso honor corresponde al de un millardo (mil millones) de B-pengos (abreviatura de billones de pengos), o sea 1021 pengos, que fue impreso en Hungría en julio de 1946 aunque no llegó a ponerse en circulación porque al mes siguiente se implantó una nueva moneda. Esta recibió el nombre de forinto, una adaptación local de la palabra florín (denominación con origen en el de la ciudad de Florencia)y tomó un valor de 4*1029 pengos (400.000 cuatrillones de pengos por florín). En terminología del SI un forinto serían 100.000 yottapengos, con lo que ya se ve que la hiperinflación húngara de posguerra desbordó las capacidades de los prefijos que posteriormente se considerarían necesarios para tratar las magnitudes físicas. Apuntemos como elemento de comparación que la conversión monetaria que puso fin a la famosa hiperinflación alemana en noviembre de 1923 "tan solo" supuso quitar doce ceros, con lo que se consiguió que un dólar pasara a cambiarse por 4,2 de los nuevos rentenmarks.

El billete representativo de un mayor número de unidades monetarias que ha tenido circulación es el de cien millones de B-pengos (1020 pengos, un décimo del anteriormente visto), que lucía en su reverso la bonita imagen del Parlamento de Budapest que puede verse a continuación.


Confiando en que no vuelvan a reproducirse locuras como las descritas, el prefijo peta seguirá confinado durante una buena temporada en usos especializados y, particularmente, en los informáticos donde los últimos superordenadores andan ya por una capacidad de proceso de treintaytantos petaflops. Ya no disculparán que no entremos a explicar el significado de un término tan especializado. Los más curiosos pueden ilustrarse en este enlace.

Como les imaginamos un poco empachados de ceros, antes de que el mareo les obligue al abandono de esta lectura vamos a concluir mencionando que el prefijo peta se adapta bastante bien a la traducción a metros del año-luz, esa unidad astronómica de distancia que resulta extremadamente difícil visualizar (1). Resulta que el espacio que recorre la luz en un año equivale a casi 9,5 petametros. Sin embargo, los astrónomos prefieren utilizar como unidad de medida de grandes distancias el parsec (pc) que es algo más del triple, o sea casi 31 petametros. Recordemos que la estrella más próxima al sistema solar está a 1,3 pc.


Así que, de momento, parece que el uso de peta como referencia cuantitativa seguirá restringida en el lenguaje coloquial al "estaba petado" que procede del catalán petar y nos indica, por tanto, que algo estaba tan lleno que podía estallar, dicho sea sin perjuicio de que petar también significa peer.




(1) A ver si esta comparación ayuda: el objeto mas veloz creado por el hombre es la sonda Voyager 1 que fue lanzada en 1977. A la máxima velocidad que ha logrado desplazarse este artefacto de algo más de 700 kg. de peso tardaría más de 17.000 años en recorrer un año-luz. Mucha distancia.


P.S. Un tintinólogo amigo nos apunta que el capitán Haddock llegó hasta el yotaimproperio en su larga lista de peculiares juramentos con sus "mil millones de mil millardos de miles de rayos y truenos", o sea, 1024. En el original los computados no son esos meteoros sino los muy navales "sabords", denominación francesa de las portas que impedían la entrada de agua por las troneras por las que hacía fuego los cañones de los antiguos navíos de guerra. Añadamos que en inglés se optó por hacerle contar "blistering barnacles" que cabría traducir por "ampollantes percebes" (blistering es lo que provoca ampollas, blisters; en otra boca que no fuera la del amigo de Tintín sería más apropiado poner abrasador). Veamos una secuencia del hiperinflacionista crecimiento de la imprecación de los sabords en las aventuras creadas por Hergé:




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