martes, 5 de noviembre de 2013

Neologismos del año


Ayer se paseó por los un tanto faltos de sustancia noticiarios dominicales el neologismo nomofobia, que da nombre al pánico a estar sin teléfono móvil. Una voz acuñada en inglés como nomophobia a partir de la expresión no-mobile-phobia. Ya se ve que admite en español similar etimología, aunque en los países americanos, en que prefieren utilizar la palabra "celular", lo propio sería decir nocefobia

No es un término especialmente reciente, porque fue creado con motivo de un estudio promovido en 2008 por el servicio de correos británico y el pasado año ya fue finalista para la "Palabra del Año" que cada otoño escogen los responsables estadounidenses y británicos del "Oxford English Dictionary". Una dualidad que es la causa de que habitualmente hay una elegida diferente a cada lado del Atlántico. 

En 2012 los americanos optaron por el verbo "to gif", la cada vez más difundida costumbre de crear gifs animados, así llamados por la extensión que reciben esos ficheros con las iniciales de Graphics Interchange Format, mientras que sus compañeros británicos optaron por omnishambles. Esta palabra fue acuñada en 2009 por el guionista Tony Roche en el programa satírico de la BBC "The Thick of it" para definir una situación de total desorden. Su salto a la fama se produjo con motivo de su utilización  por el líder del Partido Laborista Ed Miliban en el curso de un debate celebrado en el mes de abril de 2012 en el que la empleó para calificar los presupuestos del Gobierno Conservador. Y a partir de ahí pasó a ser una muletilla de los diputados laboristas, con el consiguiente eco mediático.

Hay otras varias instituciones que seleccionan palabras del año del idioma inglés, aunque en casos como el del diccionario Merriam-Webster el enfoque es diferente y lo que se busca es un término que sintetice el espíritu que ha caracterizado el intervalo entre dos Navidades. Así s que en 2012 fue elegida la pareja formada por socialism y capitalism que marcó los debates de un año que fue electoral en Estados Unidos.


Más próximo a nuestro interés por los neologismos está el criterio aplicado por la American Dialect Society (ADS), que eligió como palabra de 2012 hashtag, las etiquetas (tag) precedidas por el símbolo hash (#, nuestro cuadradillo) utilizadas en Twitter para encuadrar los mensajes dentro de un determinado tema (topic). La importancia adquirida por esta red social se pone de manifiesto al reparar en que tweet (y no twit que el inglés reserva para designar a un necio) había sido la palabra elegida en 2009.


Aparte de la Palabra del Año, la citada ADS también decreta ganadores en otras categorías especializadas. Así que el "eufemismo del año fue "self-deportation"(autodeportación), un término que periódicamente emerge en algunas propuestas políticas y, ese electoral año, concretamente en la del candidato republicano Mit Romney. La idea consiste en intentar hacer tan difícil como sea posible la vida de los inmigrantes para forzar que sean ellos mismos quienes adopten la decisión de marcharse. Sin expulsiones. 

Esta palabra ya había sido popularizada en 1984 por Roman Polanski para referirse a lo que más bien era un "exilio" motivado por sus problemas con la justicia americana. Una cuestión bastante diferente que, además, tenía detrás un feo asunto con una menor. El "revival" propiciado por Romney provocó que fuera resucitado el personaje Daniel D. Portado (deportado) que había sido  creado en 1994 por los editores de comics Lalo Alcaraz y Esteban Zul con tanto realismo que llegó a ser invitado por la cadena Telemundo a una entrevista (la interesante historia se cuenta, en inglés Ana, en este enlace).

La palabra que triunfó tanto en la categoría de vocablo más innecesario como en la de más indignante fue "legitimate rape" (violación auténtica), que había sido utilizada por el candidato republicano a senador por Missouri Tod Akin para referirse a los casos en que se producía una efectiva resistencia activa de la atacada. Además, este político que acabaría por perder de largo en las urnas, proclamó, quien sabe apoyado en qué informaciones, que muy raramente se producía el embarazo en esos casos. Por tanto no cabía plantear la posibilidad de un aborto que era el tema objeto del debate en el que expuso tan pintoresca teoría.

En cuanto a la categoría de neologismo con menos posibilidades de triunfar, el reconocimiento del año 2012 fue para phablet, un término utilizado por la industria electrónica para designar los dispositivos mayores que un teléfono (phone) y menores que un tablet, o sea, los que tienen pantallas de entre 5 y 7 pulgadas. Ya se verá con el tiempo el tino de los miembros de asociación lingüística pero lo cierto es que palabreja ya lleva años paseándose por los catálogos de electrónica y no acaba de hacer el previsto mutis por el fondo de los escaparates.


La Academia del Idioma Alemán (Gesellschaft für deutsche Sprache o GfdS) asímismo escoge una palabra del año (Wort des Jares) y, curiosamente, también una no-palabra (Unwort des Jares). Esta última categoría está emparentada con la que anteriormente hemos traducido como indignante y, curiosamente, fue ganada por la expresión de un concepto muy emparentado con el "legitimate rape" americano. La seleccionada fue Opfer-Abo, término compuesto por una primera partícula que en alemán significa víctima completada con un apócope de abonnement, por lo que, en definitiva, podría traducirse por "abonarse a ser víctima", un concepto que fue utilizado por un televisivo y, al parecer, mediático meteorólogo suizo llamado Joörg Kachelman en el curso de su encausamiento en un proceso por asalto sexual para referirse a una supuesta tendencia de las mujeres a realizar falsas denuncias en esa materia. 

Como son pocas las veces que nos acercamos hasta la lengua alemana, aprovecharemos para añadir que el año anterior la elegida había sido la frivolidad de denominar döner-mordemuerte en el döner(-kebab) a la cadena de asesinatos de propietarios turcos de pequeños negocios que sacudió Alemania entre 2002 y 2006. Para más escarnio, frente a las primeras hipótesis policiales que los veían como ajustes de cuentas del crimen organizado, finalmente se demostró que estos crímenes tenían una motivación xenófoba.

No conocemos en el ámbito del idioma español ninguna iniciativa similar a las repasadas. Aquí parece que debería haber campo para el Instituto Cervantes, una institución no tan sujeta a rigorismos que hace improbable el apadrinamiento de una iniciativa así por la Real Academia

Por si acaso alguien recoge el guante, vamos a ir pensando algún candidato. La ya comentada nomofobia, amén de muy similar fonéticamente a homofobia, confundible por tanto, y poco apta, como hemos vist,o para algunos mercados hispanoamericanos, ya es un poco veterana por mucho que anden ahora nuestros medios revueltos con ella.

Más nos gusta como candidato el verbo "vapear". Ese sustitutivo de fumar en el que se inhalan ciertos aditivos disueltos en vapor en vez de humo. Y menudo disgusto que acaba de dar a los comerciantes especializados que tanto han proliferado últimamente la decisión que comporta que van a tener que competir contra la poderosa red de estancos. Pero, desde nuestro punto de vista, lo más interesante de cara al futuro inmediato es el necesario debate sobre su hipotética sujeción a reglas de control similares a las del tabaco, cuando apenas han sido estudiados por la medicina los efectos de esos vapores: ¿qué restricciones serán de aplicación?,¿se podrá vapear en lugares donde no se puede fumar? Parece que esta palabrita sí que está  destinada a tener uso en las previsibles controversias que se avecinan.

Y ahora a cavilar sobre alguna propuesta para la siempre divertida categoría de eufemismo del año. Son bienvenidas las sugerencias, que tenemos muchos lectores aperezados.



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