miércoles, 13 de noviembre de 2013

Más cremalleras

Después de un apunte de cierta espesura no será malo que insertemos otro muy gráfico que, además, no pudo ver la red ayer por la obligación que nos impuso nuestra justiciera y también bastante pepitogrillera naturaleza de poner de manifiesto la falacia subyacente en la que entendimos injusta crítica realizada al Diccionario de la Real Academia. Muchas mejoras admite esa herramienta, pero esperamos que hayan coincidido con nosotros en que, en este caso, en parte no tenía fundamento.

Se basa la prometida segunda parte de las cremalleras en el repaso del uso que ha hecho el arte de este ingenioso invento cuya representación plástica suele caracterizarse por un habitual gigantismo de las piezas y una mayoritaria autoría oriental. A ver si va a resultar que la boyante YKK subvenciona este tipo de obras.


Comenzamos el paseo en Taiwan, concretamente en el Museo Ju Ming creado por el artista que le da nombre, quien invirtió sus ahorros en crear una panorámica de su obra que se completa con la de otros artístas que incluyen a Picasso y Miró. Son diversas las craciones que incluyen enormes cremalleras y especialmente llamativa la que crea el contorno de un estanque del jardín. En el blog en que hemos tomado prestadas las adjuntas fotos puede verse más obras de este artista formado como tallador de madera.




Otro artista que ha jugado con la combinación de esos cierres con piedras es Hirotoshi Itoh, aunque en su caso se trata de piezas de pequeño tamaño entre las que han obtenido particular éxito las que recrean unas muy patentemente dentadas bocas.



Una representante femenina nipona que también ha encontrado inspiración en las cremalleras es Jun Kitagawa a la que vemos simulando accionar una de sus creaciones.




Su compatriota Yasuhiro Suzuki ha coincidido en la aplicación de esos cierres a superficies de agua, pero en este caso el concepto ha sido llevado al extremo y el tirador se ha convertido en una embarcación que abre las aguas a su paso.

Dejamos oriente para adentrarnos en el mundo del arte urbano comenzando por Canadá donde ha realizado su obra Peter Gibson, más conocido como Roadsworth. Un sobrenombre que remeda el del famoso poeta romántico William Worsworth cuyo nombre diríase generado a partir de words + worth, así que por analogía, si el inglés era un poeta de las palabras (words), el canadiense pretendía reivindicar con su apodo la condición de poeta de las carreteras (roads + worth). Sus numerosas actuaciones sobre la señalización viaria horizontal acabaron por acarrearle problemas con la justicia que se narran en el documental "Crossing the line". Tras dejar su huella en numerosas calles sobre todo de Montreal, ciudad de la que traemos las imágenes de algunas de sus repetidas cremalleras, abrió sus horizontes artísticos como puede comprobarse en su web.


La rapidez de ejecución es una auténtico seguro antidetenciones para los artistas callejeros, así que el francés Benoit Lemoine creó una cinta adhesiva que le permitía crear sus obras en poco tiempo. Suponemos que las autoridades también habrán apreciado la escasa afectación que produce en los soportes escogidos que incluyen alguna naturaleza viva.


En Buenos Aires el artista Martín Ron ayudado por su discípulo Martín Worich  en el marco de un programa de embellecimiento urbano un mural de 65 metros de largo titulado "El Mago" que está ubicado en la Estación Tropezón. Si les ha gustado pueden más obras de este porteño en su Flickr.


Carecemos de información sobre el autor de la siguiente representación anamórfica (la que se ejecuta distorsionada para que adopte la forma deseada solo al ser observada desde un determinado punto de vista, en este caso el de un observador situado en pie frente a ella). Cualquier información adicional es bienvenida porque no la encontramos en los repertorios fiables de obras realizadas por los artistas más conocidos de esta especialidad. En este caso es interesante constatar la combinación de la pintura con el efecto creado con la simple acción de levantar las baldosas.

Una muestra del resultado de no utilizar el punto de vista adecuado en una anamorfosis puede apreciarse en la adjunta creación del prolífico Julian Beever. Véase como mirada desde donde procede consigue el brillante efecto de encaramar al caracol sobre el banco.


Para finalizar esta selección de cremalleras callejeras nos vamos hasta el barrio berlinés de Charlottemburg donde se ubica una obra ejecutada en 1979 por el auténtico clásico del muralismo Gert Neuhaus. No muy lejos, en Wintersteinstraße 20, el mismo autor creó el imponente transatlántico Phoenix, una de las medianeras más impresionantes de la capital alemana.


Otras disciplinas artísticas también han encontrado inspiración en las cremalleras como vemos en los siguientes ejemplos de pintado corporal y tatuaje. 



También caben efectos especiales bastante apropiados para la cada vez mas asentada entre nosotros celebración de Halloween, es que nos apuntamos a todo, pero se recomienda realizar las primeras prácticas con las consabidas calabazas.








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