martes, 19 de noviembre de 2013

Antanaclasis


¡Que no cunda el pánico por el título!¡Teneos, valerosos lectores!

Llevamos algunos días rondando un juego de palabras vulgarmente conocido como equívoco, aunque hoy vamos a centrarnos en un subtipo específico que los lingüistas denominan antanaclasis. Esta figura retórica bautizada con tan poco agraciado nombre consiste en repetir una palabra dentro de una frase con varios significados diferentes. Ya se ve que es mucho más intimidatorio el nombre que la sencilla definición. Es una consecuencia, por tanto, de la polisemia de algunos vocablos, pero no hay que confundirla con la dilogía en la que el término que admite varias interpretaciones no se repite.

La inspiración para tratar sobre esta cuestión nos viene de algunos fenómenos lingüísticos conexos que hemos tratado recientemente, como es el caso del doble sentido aplicado a Calvin Klein (y Levi´s en el doblaje español ) en la película "Regreso al futuro". Y, como ya tenemos visto, el guión hace de esa marca el nombre atribuido a Marty McFly por la que más adelante se convertiría en su madre.


Curiosamente, y sin haberlo procurado exprofeso, el título del apunte que precede al que ahora está leyendo incluye una repetición que nos sirve de contraejemplo: "el swahili que usted no sabe que sabe". En este caso se utiliza doblemente la palabra saber, pero con el mismo significado, luego no hay antanaclasis.

Y es que la figura que analizamos posiblemente resulte más efectista cuanto más dispares sean las acepciones de la repetición. Un ejemplo clásico es la conocida cita de Pascal "El corazón tiene razones que la razón no entiende". Desde el punto de vista formal es algo imperfecta por el cambio de número requerido por la palabra razón que, inicialmente es utilizada en plural con el significado de motivos o argumentos y, a continuación, lo es en singular con su acepción de "facultad de discurrir". Esos mismos significados se combinan ya sin variación de número en la famosa cita del Quijote "la razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura"


La palabra que nos ocupa también admite el juego con una marca. Así, la denominación adoptada por una cabecera periodística que acaba de celebrar su XV aniversario permite que usted pueda zanjar un debate con su quiosquero con un desconcertante "no pretendo que me de la razón, pero haga el favor de darme La Razón". Ya se ve que hay muchas razones para el juego lingüístico.

Continuando con lo clásicos, no podía faltar algún fruto del ingenio de Quevedo, que al tratar sobre el abuso del tratamiento de "don" dice en "La Visita de los Chistes": "sólo de los médicos ninguno ha habido con don, pudiéndolo tener muchos; mas todos tienen el don de matar, y quieren más din al despedirse que don al llamarlos"


Otro dardo para los galenos que también incluye una antanaclasis es: 

A su mula mata andando
sentado mata al que cura
a su cura, sigue el cura
con réquiem y funeral.

El mismo autor utiliza en "El Buscón" una variante en la que la repetición corre a cargo de un pronombre. Así es que el protagonista de esa obra nos cuenta que su padre "salió de la cárcel con tanta honra, que le acompañaron doscientos cardenales, sino que a ninguno llamaban señoría". Ya se ve que 'ninguno' hace referencia a cardenales, utilizado en su doble sentido de dignidad eclesiástica y moratón. Estamos pues ante una construcción fronteriza entre la dilogía y la antanaclasis.

El fértil ingenio de Góngora, quien tanto polemizó con Quevedo y Lope de Vega, tampoco se quedó atrás. A el se debe un ejemplo tan conocido como es el contenido en la letrilla "Dineros son calidad" que alterna estrofas descriptivas de verdades con otras de mentiras. La primera verdad denuncia todo lo puede el dinero, que es representado con diversas monedas de la época: cruzados, escudos, ducados y coronas que se contraponen a los homónimas denominaciones de caballeros, emblemas nobiliarios y territorios propios de los condes, rematados con una final Majestad representativa de la corona de la realeza.


Cruzados hacen cruzados,
escudos pintan escudos,
y tahures, muy desnudos,
con dados ganan Condados;
ducados dejan Ducados,
y coronas Majestad:
          ¡verdad!

Obsérvese que también se utiliza otro juego de palabras del que hoy no tenemos espacio para ocuparnos, el calambur, una figura basada en la reagrupación silábica: con dados ganan Condados.

Cuando el literato cordobés se trasladó a Madrid para ejercer el cargo de capellán de su majestad, se fue a vivir a una casa de la calle del Santo Niño Jesús, muy próxima a la que poseía Lope de Vega en la calle de Francos (hoy Cervantes). Este, pese a llevar años ordenado sacerdote, mantenía una licenciosa vida que Góngora fustigó con la siguiente cuarteta que utiliza un juego que ya hemos visto a Quevedo:

Cura que en la vecindad 
Vive con desenvoltura 
¿para qué llamarle cura 
si es la misma enfermedad?

Dentro de la poética española un claro candidato a campeón de las palabras repetidas es el soneto del poco conocido poeta y músico de origen portugués Gregorio Silvestre (1521-1569) que comienza "Oh luz donde a la luz su luz le viene". En su texto puede comprobarse cómo pocas de las abundantes repeticiones utilizadas alcanzan el superior grado de antanaclasis. La más patente es "tu cara, de los ángeles tan cara" (querida).


Aun podemos remontarnos más en el tiempo para comprobar que uno de los ejemplos más antiguos de aplicación de la repetidora figura procede del Evangelio de San Mateo, donde se recogen las famosas palabras de Jesucristo "Tu es Petrus et super hanc petram aedificabo eclesiam meam" (Mt. 16, 18). Aunque la declinación propia del latín impide que sea exactamente el mismo término el repetido, no ocurre así en francés, idioma en el que Pedro y piedra son estrictamente homónimos: "Tu es Pierre es sur cette pierre je bâtirai mon église".


En español la cosa se queda en un menos efectista "Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia". Y resulta destacable que la aliteración producida por el emparejamiento de Pedro y piedra ha sido modernamente utilizada para dar el nombre de Pedro Picapiedra al personaje de dibujos animados que en el original inglés es Fred Flinstone. Téngase en cuenta que flintstone se traduce como pedernal. Ese significado original se ha conservado en el título dado a la serie en idiomas como el francés ("Les Pierrafeu") o en alemán ("Familie Feurstein").

Bajamos a territorios profanos para dar cuenta de la expresión popular que proclama "el amor es una locura que solo la cura el cura y cuando el cura lo cura comete una gran locura", mismo temática afectiva que de una manera más destemplada sintetiza "el amor dura lo que dura dura". Estas citas nos abocan a realizar una pequeña incursión en el campo de los chistes, un hábitat natural de los juegos de palabras. Recordemos a modo de ejemplo aquel que nos remite a los tiempos de la venta a granel en el que un hombre va a comprar sal fina. Cuando la dependienta se agacha para servírsela mostrando en la acción su generoso escote el hombre se arranca con un "¡me la esta poniendo gorda!", a lo que ella replica "¡no señor, se la estoy poniendo menuda!" que da lugar a la contrarréplica final "tiene razón, ¡menuda  me la está poniendo!".


Las repeticiones no tienen por que limitarse a dos como nos muestra una poco matizada respuesta a la pregunta ¿usted cómo come?: como como como. Pero en seguida veremos que en esto de las reiteraciones el inglés no admite competencia.



Otra fuente de equívocos es la homofonía donde ya entran en juego palabras diferentes y no distintos significados de una misma. Esta es una generosa fuente de juegos de palabras en inglés dada la cantidad de homófonos existentes en esa lengua en la que la versión escrita de una palabra tan poco dice sobre su pronunciación. Sin embargo las oportunidades creadas por esa igualdad fonética en el idioma español son mucho más reducidas, mucas veces basadas en la presencia de alguna muda hache, como ocurre en el título del libro sobre juegos lingüísticos "Yo a este lo ablando hablando" de Santiago Tavella.

La extensión que hemos alcanzado aconseja dejar para mejor ocasión el repaso de las posibilidades que ofrece la lengua de Miley Cirus (se pretende un juego de palabras o, como más brevemente dicen los ingleses, pun intended). Aun así, no queremos dejarles sin un ejemplo extremo de la capacidad de ese idioma para explotar las repeticiones como pone de manifiesto la frase gramaticalmente correcta "Buffalo buffalo Buffalo buffalo buffalo buffalo Buffalo buffalo". El significado es "Los búfalos de Búfalo (la ciudad) que son molestados por búfalos de Búfalo molestan a búfalos de Búfalo". Si desean ulteriores aclaraciones sobre este asunto sepan que la Wikipeda le dedica un artículo con versión en español.


Terminamos con dos famosos eslogans publicitarios que hacen uso de la retórica analizada utilizando expresiones de varias palabras:


Campaña antisida australiana de 1991, traducción libre: "Si no está puesto, no procede"
Años 90: "A los gatos como Felix les gusta Felix"
 (marca de comida para gatos de la empresa Purina 

que utiliza una mascota homónima)

¿Conoce algún ejemplo de utilización publicitaria de esta repetitiva figura en español? No sea egoísta y cuéntenoslo.






Adenda 2023: La Tira y Afloja de Pablo García en La Nueva España del 23/4/23 nos ha hecho reparar en que ya era hora que incorporáramos a este apunte algún ejemplo de uso en el humor gráfico.





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