sábado, 14 de septiembre de 2013

Los epónimos de origen literario


Epónimos son los nombres de personas o lugares que se utilizan para denominar otra entidad diferente. Un vocablo que, por extensión, también se aplica a las propias palabras derivadas. La mayoría de las lenguas cuentan con centenares de ellas, por lo que conviene buscar algún hilo argumental para abordar su repaso. Así que hoy vamos a centrarnos en los que tienen origen literario, una categoría cuya tipología más frecuente es la formada por los derivados de los personajes que habitan el mundo de la ficción.

Hemos ordenado conforme a la cronología de sus obras de origen una relación de los más conocidos vocablos españoles nacidos de personajes literarios (excluimos los bíblicos que, por su abundancia, justifican una entrada para ellos solitos). Aunque entre los que hemos recopilado la Real Academía sólo etiqueta como desusado gerundio, un término aplicable a los usuarios de un estilo retórico de afectada erudición, la falta de presencia en el lenguaje actual asimismo aconseja recordar que galeoto vale por alcahuete (o celestino, si jugamos con su conocida vecina del piso inferior en el adjunto cuadro) y que fierabrás oscila entre travieso y malvado, según sea la edad del así calificado.Tampoco se escucha ya mucho decirles fígaros a los casi desaparecidos barberos, por más que bastantes peluqueros asuman esa labor, mientras que faústico es palabra de uso culto y nuestros académicos no se mojan mucho en su definición. Si quiere entrar en el club de usuarios lea usted a Goethe, vienen a decir.

Ahí va la prometida tabla en que, aparte de incorporar los vínculos necesarios para su más precisa ilustración, añadimos unas columnas con el uso en inglés y francés para ayudar a una mejor valoración de la dispar universalidad de estos conceptos literarios que ha incorporado el castellano.

epónimo
origen
inglés
francés
“Anfitrión” ( Plauto)
-     (1)
sosie
Galehaut en la literatura artúrica (s. XII), nos llega con su nombre italiano de Galeotto a través de la ”Divina Commedia” de Dante (ca. 1305)
-
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“Tragicomedia de Calisto y Melibea” (atribuida a Fernando de Rojas, 1499)
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Siphylo, personaje del poema ”De Morbo Gallic”  (Girolamo Fracastoro, 1530)
syphilis
syphilis
“Pantagruel”  (Rabelais, 1532)
pantagruelian
pantagruélique
“El Lazarillo de Tormes”  (anónimo, 1554)
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“Don Quijote de La Mancha” (Cervantes, 1605)
Fierabrás (del francés: à bras fier,  de brazo bravo) aparece por primera vez en la chanson “Fierabras”, cantar de gesta anónimo de finales del siglo XII
quixote
quixotism
quixote
quixotisme
"El burlador de Sevilla y convidado de piedra" (Tirso de Molina, 1617)
Don Juan (2)
Don Juan (2)
Tartuffe ou L´imposteur” (Molière, 1664)
tartuffe
tartufe  (3)
cuento tradicional, “Cendrillon” (Perrault, 1697)
cinderella
cendrillon
Robinson Crusoe (Daniel Defoe, 1719)
robinsonism
robinsonisme
“El Barbero de Sevilla” (Beaumarchais, 1775)
-
(4)
“Historia del famoso predicador fray Gerundio de Campazas, alias Zotes” (Padre Isla, 1758)
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-
personaje tradicional cuya primera versión impresa es el “Fausto de Spies” (1587), popularizado por la obra lírica en dos partes de Goethe (1806)
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“Rocambole” (Ponson du Terrail, 1857)
-
rocambolesque
“Lolita” (V. Nabokov, 1955)
lolita
lolita

Algunas precisiones a la información sintetizada en el cuadro:
  1. El inglés utiliza para dar nombre a este concepto otra palabra de origen literario: doppleganger. Esta palabra fue acuñada por el escritor Jean Paul  (Johann Paul Friedrich Richter, 1763 - 1825), en su novela publicada en 1796 titulada “Siebenkäs”, a partir de las palabras alemanas doppel, que significa "doble", y gänger  que aquí cabe traducir  como "andante". Doppleganger sería pues el doble que camina al lado. Esta palabra dio título a una película de 1993 dirigida por Avi Nesher y protagonizada por Drew Barrymore (la niña de E.T.; sentimos el topicazo Drew).
  2. Tanto inglés como francés prefieren el también epónimo Casanova  asímismo utilizado en español, aunque no es sinónimo muy exacto de Don Juan. Este es un seductor, mientras que los títulos de Casanova se conceden en función de la cantidad de aventuras galantes. En definitiva, a esta categoría se puede llegar subido en un enorme yate, mientras que a la anterior, generalmente,  no. Este personaje histórico escribió sus memorias en francés a pesar de ser veneciano porque previó que así alcanzarían mayor difusión. Ya apuntábamos que en los casanovas el márketing es la clave. Esas memorias fueron publicadas póstumamente en 1825 con el título "Mémoires de J. Casanova de Seingalt, écrits par lui-même", obra que estuvo en el "Índice de Libros Prohibidos" y fue reeditada en los años sesenta como "Histoire de ma Vie". Como sinónimo de seductor el inglés también utiliza el epónimo Lothario tomado del protagonista de la obra teatral "The Fair Penitent" (1702) de Nicholas Rowe que reelabora una historia ya desarrollada en el Quijote con la novela corta "El curioso impertinente" inserta en la Primera Parte.
  3. Molière creó el nombre de su hipócrita personaje a partir de la denominación italiana de la trufa (tartufo), el muy oportunamente referido hongo que se esconde bajo tierra. Esa palabra italiana designa en muchos idiomas un postre de chocolate que los transalpinos tienen que matizar como "tartufo di Pizzo", referencia a la localidad calabresa donde fue creado en 1952 por Don Pippo de Maria.
  4.  Aunque fígaro no ha pasado al léxico francés, el personaje de Beaumarchais da nombre a uno de los periódicos más populares de Francia: “Le Figaro”. Fundado en 1826 como publicación satírica adoptó el nombre de ese personaje por su carácter pleno de viveza, picardía y cierta insolencia. Recordemos que por lo mismo también fue utilizado como seudónimo por Mariano José de Larra (1809 - 1837) en sus críticas políticas y literarias a partir de 1832.
No hay muchas palabras pertenecientes a la categoría de epónimos con origen en personajes literarios que echemos en falta en el Diccionario Académico. Una podía ser panglosianismo, el optimismo infundado que caracteriza a Pangloss, el preceptor de Cándido en el cuento filosófico de Voltaire titulado "Cándido, o el optimismo" (1759). En contra de una hipotética futura entrada de esta palabra en la compilación académica actúa no sólo lo restringido de su uso sino, aún en mayor medida, la fuerte competencia del neologismo "zapaterismo" (no lo coloreamos porque no es literario).

El filósofo riojanovetense (aquí surgen las vetustídicas raices de este blog) Gustavo Bueno acuñó Pensamiento Alicia para referirse al corpus (interrupus) intelectual del leonés nacido en Valladolid que fuera Presidente del Gobierno y que, por ello, bien podría ser bilbaíno, al menos adoptivo. 

El inglés, por su parte, cuenta con el término Pollyanna  tomado de la huérfana por partida doble que es la heroína de la novela homónima publicada en 1913 por Eleanor Porter cuyo nombre ejerce de literario epónimo de la tendencia a encontrar todo inmejorable a base de jugar a buscar el lado bueno de cualquier situación. Otra optimista patológica. Y todavía hay quien cree que la parte buena de mandar a Zapatero al Consejo de Estado fue traer a Rajoy. Pollyannico país. Así le dan.

Abundando en el repaso de candidaturas al diccionario ya es conocida por nuestros lectores más veteranos la debilidad de este blog por el lenguaje humptydumptiano (ejemplos 1 y 2pero no parece que el uso de este termino se esté extendiendo a una velocidad que nos permita vivir para verlo en el Diccionario.

Algunos otros personajes que han dado lugar en inglés a términos coloquiales son Babbittel conformista héroe de la clase media que protagoniza la novela homónima publicada por Sinclair Lewis en 1920, o Scrooge, sinónimo de tacaño tomado del protagonista del "Cuento de Navidad" (1843) de Charles Dickens, prolífico autor cuya obra "The Picwick Papers" (1836) también aporta el adjetivo pickwickian que se aplica a lo que debe ser entendido en un sentido diferente al literal. También tenemos Falstaff, el personaje festivo y pícaro, a más de gordo, que aparece en varias obras de Shakespeare y es más referido mediante el derivado adjetivo falstaffian, o Galahad, el caballero de la Tabla Redonda que ha pasado al inglés como sinónimo de persona noble y pura.

Asímismo cabe citar rodomontade, fanfarronada, formada a partir del nombre del personaje Rodomonte de "Orlando Enamorado" (1486) de Matteo M. Boiardo o svengali aplicada al manipulador que trata de controlar a los demás como el personaje del libro "Svengali, villainous hypnotist in the novel Trilby" (1894) de George du Maurier.

Un concepto que es objeto de varios epónimos ingleses son los errores lingüísticos. La palabra malapropism procede de Mrs. Malaprop, un personaje proclive a esas meteduras de pata creado por Richard Brinsley Sheridan para su obra de teatro "The Rivals" (1775). El nombre fue creado a partir de la expresión francesa "mal à propos" (mal a propósito) con una construcción que seguramente les recordará la que dio lugar a la palabras aprónimo sobre la que hemos tratado recientemente. Un sinónimo es dogberryism que procede del personaje Dogberry incluido por Shakespeare en su obra "Much Ado About Nothing" (1598, traducida al español como "Mucho ruido y pocas nueces"). El inglés americano utiliza un tercer epónimo, el yogiism, palabra derivada del jugador de béisbol Yogi Berra que es autor de algunas desternillantes declaraciones, parte de las cuales entran dentro de la categoría del pensamiento tautológico, un hipotético resultado del cruce de Sofía Mazagatos (la de estar en candelabro) con Perogrullo. La pura metátesis involuntaria tiene en inglés la denominación de spoonerism, otro epónimo más, creado a partir del nombre del profesor de la Universidad de Oxford W. A. Spooner (1844 - 1930).

La nómina de personajes literarios cuyo nombre utilizamos como metáfora es muy extensa, así algunos muy significativos de la cultura anglosajona son el esclavista Simon Legree de "La cabaña del Tío Tom" (1852), el propio protagonista de la novela de Harriet Beecher Stowe o más personajes de Dickens como el avaro Uriah Heep (David Copperfield, 1849) que fue adoptado como nombre por una banda de rock británica. En España son más utilizadas otras comparaciones como cuando hablamos de ser un Robin Hood, Pepito Grillo (en el original de Collodi "Il grillo parlante"), Frankestein o incluso un más genérico patito feo. Este es un territorio extenso que desborda nuestros objetivos de hoy.

Menos frecuentes en el literario terreno que hoy nos ocupa son los epónimos geográficos, auqellos tomados de los territorios imaginados por los grandes fabuladores. Particularmente fértil en este reducido campo han sido "Los Viajes de Gulliver" (Jonathan Swift, 1726), que han aportado a mucho idiomas, incluido el nuestro, el término liliputinese. Pero el inglés también utiliza para expresar algo enorme el contrario gentilicio brobdingnagian formado a partir de la tierra de Brobdingnag habitada por gigantes. La misma obra aún aporta otra palabra al inglés que, además, se ha hecho famosa como marca. Se trata de yahoo, el nombre que Swift dio a a las sucias criaturas de aspecto humano que describió como un compendio de los peores vicios. Una versión sobre el origen del nombre del buscador informático que adoptó ese nombre es que era una palabra que había llamado la atención de David Filo cuando estudiaba en Luisiana, pero también hay quien dice que así es como su padre se refería a el y a su colega emprendedor Jerry Yang con quien fundó la empresa en 1994. Tampoco falta la poco creible teoría del acrónimo según la cual yahoo significaría "Yet Another Hierarchical Officious Oracle" (Aun otro oráculo oficioso jerarquizado).

La palabra serendipia que aún no ha sido recibida en su caserón por nuestros académicos, quizá porque se superpone parcialmente en su uso a la billarística chiripa, designa la capacidad de realizar casualmente hallazgos afortunados. Este término deriva del inglés serendipity, una palabra acuñada en 1754 por Horace Walpole a partir del cuento tradicional persa "Los tres príncipes de Serendip" en el que los protagonistas conseguían solucionar sus problemas gracias a casualidades afortunadas. Serendip era el nombre árabe de la Isla de Ceilán, la actual Sri Lanka. Los antecedentes de este relato que el ingles tomó del libro "Peregrinaggio di tre giovani figluoli del re di Serendippo" publicado en Venecia en 1557 por Michele Tramezzino se remontan al libro de poemas Hasht Bihist (Ocho paraísos) de Amir Kushraual datado a comienzos del siglo XIV.

Un topónimo interesante con el que se designa una de las tipologías más peligrosas de programas maliciosos que pugnan por hacerse con el control de nuestros ordenadores es troyano. Al igual que ocurre con la más amplia locución "caballo de troya" (RAE: Introducción subrepticia en un medio no propicio, con el fin de lograr un determinado objetivo) su significado se forma a partir del ardid que nos cuenta Homero en "La Odisea" (cuyo título tiene, por cierto, como epónimo Odiseo, el nombre griego de Ulises). Troyano no tiene en propiedad, por tanto, un origen literario, pero resulta incomprensible al margen de ese contexto.

Hay que notar que pocas veces el título de una obra literaria se ha convertido en un vocablo de uso genérico salvo cuando incluye el nombre de alguno de sus personajes. Una notable excepción inglesa es la novela satírica "Catch 22" de Joseph Heller publicada en 1961. Ese título ha dado nombre a una forma de razonamiento circular irresoluble. La novela trata del caso de un piloto de bombarderos nucleares de las fuerzas aéreas estadounideneses que desea ser relevado de su misión para lo que tiene que demostrar que está loco. Pero el hecho de alegar locura para eludir una labor que nadie en sus cabales desearía hacer es una prueba de que está cuerdo y por tanto impide que sea relevado.

Si ya hemos visto como la literatura nos aporta unos cuantos antropónimos a través de sus personajes, muchos menos topónimos y alguna rareza como "catch 22", nos queda por repasar la otra gran contribución del mundo de las letras, como son los adjetivos derivados del nombre de los autores. Nuevamente entramos en un territorio de gran extensión potencial, aunque en la práctica no son tantos aquellos cuyos universos creativos acaben siendo referidos para establecer comparaciones al margen de las derivadas del comentario de su propia obra (esta subcategoría que vamos a pasar por alto estaría encabezada por cervantino pero nuestro Diccionario ha dado cobijo a más casos como machadiano). Por la difusión de su uso cabe destacar en este apartado de referencias a los universos literarios el adjetivo dantesco, convertido en sinónimo de algo que causa espanto, en un proceso bastante reduccionista puesto que asimila al excelso autor italiano con el Infierno de la Divina Comedia, homérico  o kafkiano, una palabra claramente sobreutilizada que acaba siendo aplicada a casi cualquier cosa que se sale de lo común.

No sabemos si Quevedo se revolverá en su tumba ante el hecho de que su presencia en el diccionario no está relacionada con su ingenio sino con los anteojos que luce en sus retratos. Ciertamente, el lenguaje, a veces, no es muy justo.

Ya al margen de los adjetivos recogidos en el Diccionario Académico podemos citar hamletiano, asociado a dilemas y dudas, y también el  dickensiano con que los hispanohablantes compensamos nuestra falta de uso de las citadas scroogepickwickian Uriah Heep

En un blog llamado Vetustideces no puede faltar clariniano, término muy apropiado para definir la ciudad cuyas calles adornan bronces, como el ya recogido en este blog, que rinde homenaje al cuento "Adios cordera" o la mismísima Ana Ozores que probablemente es el monumento más fotografiado de esta provinciana capital, con permiso de Woody Allen.

Para terminar cabe señalar que al margen de los epónimos que hoy nos guían otro neologismo introducido en una obra literaria, además del ya comentado doppleganger, es robot. Esta palabra aparece por primera vez en la obra teatral R.U.R. (Rossum's Universal Robots, significado en inglés a pesar de estar escrita en checo) del dramaturgo checo Karel Čapek que fue estrenada en 1921. El autor estaba insatisfecho con su primera intención de llamar laboři (a partir de la palabra latina labor, trabajo) a las criaturas artificiales producidas por síntesis de materia orgánica, más próximas por tanto a lo que hoy llamaríamos un cyborg (cyber organism, compuesto de elementos cibernéticos y orgánicos), así que recurrió a su hermano Josef. Este fue quien le sugirió roboti a partir de la palabra robota que en mucha lenguas eslavas significa trabajo y, en particular, el que debían entregar a su señor los siervos, generalmente medio año.





2 comentarios:

  1. ¿qué es un aprónimo?

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  2. Es un acrónimo creado buscando intencionadamente palabras cuyas iniciales produzcan un significado predeterminado. En este blog hemos propugnado, con espíritu humorístico, la creación de organizaciones como GORDAS o la muy forzada CULO

    http://vetustideces.blogspot.com/2013/05/gordas.html

    http://vetustideces.blogspot.com.es/2013/04/culo.html


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