miércoles, 28 de agosto de 2013

106 siglas y 14 acrónimos - 2ª entrega


Ya decíamos en la primera entrada de esta serie que no son muchas las ocasiones en las que el castellano traduce las siglas de origen extranjero. Además de pyme y ovni son notables los casos de ONG (en inglés NGO), aceptada también como oenegé, que compartimos con francés, portugués e italiano, al igual que ocurre con el acrónimo sida (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, en inglés aids).

Y eso que la Real Academia recomienda la práctica de la traducción, salvo en el caso de que se trate de nombres comerciales o cuando esté muy arraigado el uso de la versión extranjera, como ocurre con UNESCO (United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization) o UNICEF (United Nations Children's Fund). 

En cambio sí que traducimos el nombre de su organización madre, a la que llamamos ONU, sin duda ayudados por el hecho de que esa es también la sigla francesa, y bien sabido es el peso que tuvo ese idioma en los usos diplomáticos. En inglés este bastante anquilosado gigante multilateral se denomina UN tras haber perdido la letra final de UNO (United Nations Organization). Una organización adscrita a la misma cuyo nombre funciona claramente mejor en  español que en otros idiomas es el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los RefugiadosACNUR (en inglés UNHCR, United Nations High Commissioner for Refugees), mientras que resulta paradójico el caso de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, la ONUDI, que destruye en su traducción al español el bello simbolismo de su sigla inglesa UNIDO (United Nations Industrial Development Organization). En estos casos nuestros académicos debería proponer una excepción a su recomendación.

Llegamos así a la que podemos considerar aristocracia de las siglas, aquellas que conforman un significado propio, cuya máxima categoría, los que serían marquesados, cabe otorgar a las denominaciones que desembocan en un vocablo asociado a lo nombrado. Un ejemplo brillante es el de la ong llamada Care  (Cooperative for Assistance and Relief  Everywhere) que forma la palabra inglesa que significa cuidar o cuidado, porque vale como sustantivo o verbo.

Otras veces los simbolismos conseguidos son menos evidentes, como ocurre con otra ong denominada Ceres (Coalition for Environmentally Responsible  Economies) que toma el nombre de la diosa romana de la agricultura y la fecundidad.


En inglés se utiliza la palaba apronym, curiosamente tomada de “a propósito” dicho en francés (“a propos” + acronym), que españolizaremos como aprónimo, para denominar los acrónimos creados en busca de un significado específico. También cabría distinguirlos con el calificativo de intencionales. Muchas veces se confunden con los retroacrónimos, sentimos si les estamos liando, que son los significados buscados a posteriori a partir de una palabra o, aún mejor, de una sigla preexistente. Un ejemplo es “Rogamos Empujen Nuestros Ferrocarriles Estropeados” para RENFE que tiene su contrapartida americana en el "Todos Bien Apretados" que se hace significar en Argentina a la sigla de los "Trenes de Buenos Aires" (TBA)

En esos juegos casi siempre subyace una voluntad humorística, aunque hay casos como nylon (en español se impuso la fonética y escribimos nailon) en que se hizo bastante popular una versión que no debía hacer mucha gracia a los japoneses: now you loose old nippons ("ahora habéis perdido nipones"; una referencia a su carácter de sustitutivo de la seda producida en China, país entonces ocupado por Japón; también hay quien lo interpreta en el marco de la competencia científica con ese país por conseguir un tejido muy resistente a la rotura). De hecho, el origen del nombre dado a esa fibra sintética es discutido, pero la génesis de las "apronimias" es diferente. No hubo una autoridad educativa que dijera vamos a buscarle un significado a Erasmus que nos permita denominar un sistema europeo de movilidad de estudiantes.

En los aprónimos no se parte de una palabra sino de un concepto que se quiere expresar y por medio de un juego que requiere algo de serendipia, en ocasiones se logran resultados tan notables como vincular el nombre del humanista neerlandés con un programa llamado “European Region Action Scheme for the Mobility of University Students” (Plan de Acción de la Región Europea para la Movilidad de Estudiantes Universitarios). 

Si ya hemos encontrado anteriormente una referencia a una deidad de la antigüedad clásica, otro programa europeo con un nombre que cabe considerar bastante logrado es el ya finalizado HERMES (Hotspot Ecosystem Research on the Margins of European Seas, Investigación sobre Focos de Biodiversidad en los Confines de los Mares Europeos) que se encargaba de estudiar los fondos marinos de la costa europea bajo el nombre y la imagen del dios del comercio, y también mensajero de los dioses, que los romanos llamaron Mercurio.

En la busca de acrónimos o siglas con significados apropiados para aquello que se quiere nombrar, ya decíamos que también cuenta esa variedad afortunada de las casualidades que suele llamarse serendipia. Porque nada tuvo que forzar su denominación el propietario del Panificio Rivera Costafreda para dar con Panrico ni las Fábricas Agrupadas de Muñecas de Onil, SA para crear la marca Famosa cuando en 1957 se fusionaron 25 fabricantes de juguetes de esa población alicantina. Añadamos que en 1968 tuvieron su primer gran éxito con la muñeca Nancy que recibió ese nombre porque en la época era muy popular la canción "Somethin' stupid" que interpretaba Frank Sinatra a dúo con su hija Nancy (que ya no era una muñequita, pues por entonces tenía 28 años). Nancy, que tuvo una hermana pequeña Lesly y un novio llamado Lucas, reinó durante una década en el juguete español hasta ser destronada por la enflaquecida Barbie.

239 bancos de 15 paises se unieron en 1973 para crear una red de comunicaciones que diera soporte a las transacciones financieras entre los mismos. Así nació el servicio conocido como SWIFT, palabra que en inglés significa rápido y es la sigla de la “Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication” que hoy agrupa a más de diez mil instituciones financieras de todo el mundo. Swift también significa vencejo y esa polisemia fue aprovechada por un fabricante inglés de automóviles, inicialmente de bicicletas como tantos otros, que llamó así a los vehículos que produjo en Coventry hasta 1931. El nombre es utilizado desde 1965 por un fabricante de caravanas británico que cabe suponer apela más a las connotaciones de libertad que de velocidad.

Seguimos el repaso de siglas veloces con FAST que son las que se derivan del nombre de la Federación Asturiana Sindical del Taxi que sólo ha requerido forzar ligeramente el orden de las palabras centrales. Con esta mención hacemos honor al nombre que nos impele a vincular lo escrito con la ciudad de Oviedo donde tiene su sede esa organización.

Un caso más de acrónimo veloz es el de la compañía telefónica norteamericana Sprint, marca creada a comienzos de los setenta por la compañía ferroviaria SPR (Southern Pacific Railroad) para explotar el exceso de capacidad de las líneas de fibra óptica que había tendido a lo largo de su red. El nombre es una sigla de Southern Pacific Railroad Intercontinental Network of Telecommunications que se ha ido imponiendo en las sucesivas fusiones en que se ha visto involucrada esta compañía. Algo tendrá ese nombre.


Tampoco es mala metáfora de la velocidad el dardo, en inglés dart, nombre que utilizó un modelo de la marca Dodge que fue fabricado en España por la empresa Barreiros entre 1965 y 1970 . El “cochazo” de la época. Cuando el estado norteamericano de Delaware se hizo cargo en 1969 del transporte hasta entonces en manos privadas creó la Delaware Authority for Regional Transit, simplemente conocida como DART. El nombre ha tenido éxito porque la ciudad texana de Dallas también creó su DART (Dallas Area Rapid Transit) para gestionar el transporte de la novena metrópolis de los Estados Unidos.


¿Alguna sospecha sobre el nombre que dio la ciudad de Dublín a su metropolitano? Vd. lo ha dicho, precisamente DART (Dublin Area Rapid Transit). Y aun nos quedan más, como el "dardo" de la capital del estado de Iowa, que es la ciudad llamada Des Moines (nombre que procede del francés que significa "de los monjes") o el del condado donde se ubica la capital de Wisconsin, que es la ciudad de Madison (Dane County). Y es que el éxito marchita prematuramente la lozanía de las bellas menos inteligentes y también de muchas brillantes ideas. Nada de refunfuñar. Modelo ha pasado a ser, por antonomasia, la que tiene buen cuerpo ¿no?, pues a pechar con ello policorrectos y -ectas.

Y es que el transporte de viajeros parece sentir una irresistible atracción hacia los aprónimos como corrobora el Sistema Único de Boleto Electrónico (SUBE) que puede utilizarse en el Área Metropolitana de Buenos Aires para "subirse" a sus transportes públicos.



Otra denominación bastante conseguida es la del lenguaje informático Basic que con ese significado de "básico" sintetiza perfectamente su carácter de herramienta para principiantes (Begginner´s All-purpose Symbolic Instruction Code, código simólico de instrucciones de propósito general para principiantes). No está recogido en el diccionario académico, lo que no tienen nada de particular, aunque comparativamente sorprende que sí lo esté el poco popular lenguaje algol (algorithmyc language, lenguaje algorítmico). Nada indicada para principiantes es, en cambio, la modalidad de paracaidismo llamada "salto base" que toma se nombre de una sigla acuñada por el cineasta Carl Boenush para compendiar los principales lugares desde los que se ejerce. Este es el inventario de sus "bases": Building (edificio), Antenna (antena), Span (vano de un puente) y Earth (Tierra, por las formaciones naturales, básicamente precipicios).

Otros ejemplos notables de aprónimos españoles son la herramienta bautizada por la Agencia Tributaria con el nombre de PADRE (Programa de Ayuda a la Declaración de la Renta) o la, por su deficiencia ortográfica, algo menos lograda denominación de las numerosas Ordenanza Reguladoras de Aparcamiento (ORA) que claramente nos remiten a la unidad de medida del tiempo. Algunas ciudades costeras como Santander han preferido una referencia marina con la denominación OLA dada a su Ordenanza Limitadora de Aparcamiento. En el vecino País Vasco cuyas autoridades prefieren con frecuencia poner distancia con el castellano, se ha impuesto la sigla OTA (en eusquera TAO) tomada en unos casos de Ordenanza de Tráfico y Aparcamiento y en otros de Tarificadora. Por su parte, el ayuntamiento cántabro de Castro Urdiales, una población que alberga una nutrida colonia vasca, ha optado por el autóctono OCA (Ordenaza Castreña de Aparcamiento)

Con sólo tres letras también se formó AVE (Alta Velocidad Española), la sencilla denominación creada para dar nombre comercial a los servicios ferroviarios que antes del comienzo de su explotación se denominaban con el calco TAV (Tren de Alta Velocidad) del francés TGV (Train à Grand Vitesse). En el logotipo sí que estuvimos mas lúcidos que los franceses. Dénle la vuelta al del TGV a ver si notan algo raro (no voltee su monitor, pruebe con CTRL + Alt + flecha abajo, aunque no siempre funciona).

Si AVE es uno de los aprónimos mas cortos que cabe construir, el mas largo de los que nosotros conocemos es, con sus diez letras, el que da nombre a la ley (act) promulgada en Estados Unidos tras los atentados del 11-S para reforzar los medios legales de lucha contra el terrorismo que es conocida en inglés como USA PATRIOT ActUniting and Strengthening America by Providing Appropriate Tools Required to Intercept and Obstruct Terrorism.

En la busca de significados atractivos puede ser necesario recurrir a otras técnicas que no pueden considerase acronimias. Así puede resultar útil buscar apoyo en alguna palabra que, combinada con las pertinentes iniciales, permita dar con un resultado apetecible. Los coches Smart (inteligentes) formaron su nombre al añadir el sufijo art (artea las iniciales de los socios de la empresa: Swatch (a su vez una contracción de Swiss Watch) y Mercedes.

 

Llegados a este punto no queremos desperdiciar la ocasión de concluir de tan inteligente forma este apunte que se ha centrado en los acrónimos intencionales o aprónimos.

Continuará.



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