miércoles, 17 de julio de 2013

Conceptos en busca de nombre


No es mala política afrontar con humor algunas de las servidumbres que nos imponen los convulsos tiempos modernos. Una de esas cargas, ciertamente incómoda, son los desagradables controles aeroportuarios que exigen alcanzar diversos grados de desnudez, modulados por el rigor que aplique el agente encargado. Lo cierto es que la finalización del trámite suele expeler pasajeros en un estado de confusión que intentan no olvidar ninguna de las prendas de las que han tenido que despojarse ni los correspondientes bultos de mano. Los que en el caso de Ryanair se reducen a uno, favor que nos hace la compañía irlandesa a efectos del asunto que nos ocupa.

El inglés cuenta con la bastante retorcida palabra discombobulate, posiblemente formada a partir de discompose (descomponer), para expresar la entrada en un estado de contrariada confusión que se aproxima a lo que en español denominamos estar desencajado. Bueno, tradúzcanlo como quieran porque en sus carnes lo habrán sufrido.


El caso es que en el año 2008 los trabajadores del aeropuerto de Milwaukee, la ciudad más poblada del estado de Wisconsin, que no su capital llamada Madison, decidieron dar nombre al vestíbulo donde toca recomponer la indumentaria y, en cierto modo, la dignidad perdida. A partir del citado discombobulate crearon el opuesto neologismo recombubulate que, ni cortos ni perezosos, aplicaron al área donde se ejecuta esa recomposición personal. Y así es que la rotularon con un, para muchos, desconcertante letrero que pone "recombobulation area"




A ver si en nuestra Aena alguien le echa un poco de salero y nos fabrica un "palabro" que quite un poco de hierro al incómodo episodio.

Aclaremos que no siempre es necesaria la "recombobulación", como bien podría ser el caso de la pasajera que mostramos a continuación. La que parece estar siendo objeto de un esmerado trato interconfesional que, posiblemente, la exima de la necesidad de hacer uso de la coñonamente bautizada zona.


En el extremo opuesto encontramos un inconveniente de hacer confortable esa "recombobulación". Y es que algunos en cuanto tienen algún tatuaje nuevo que enseñar o visten una lencería que encuentren particularmente favorecedora, no dudan en despelotarse más de lo necesario. Vean como pasó un ídolo adolescente el control del aeropuerto de Varsovia.


Y no solo los famosos dan el cante en ese trance, porque también hay en esto anónimos ciudadanos que optan por expeditivas soluciones, que no suelen realizar grandes aportaciones a la habitualmente fría estética aeroportuaria. Por nuestra parte, como siempre estamos deseosos de realizar alguna aportación a los temas que tratamos, no nos referimos ahora a los despelotes sino a los neologismos, vamos a lanzar una propuesta. ¿Cómo llamar a ese molesto formato de publicidad próximo al de una tarjeta de visita que es utilizada en los buzoneos de menor presupuesto y que, indefectiblemente, se escapa entre el resto del correo para terminar en el suelo?, ¿qué tal "agachadera"?

Ya estamos preparando el cartel: "Hagan el favor de no buzonear. Si no quieren hacernos ese favor por lo menos no utilicen agachaderas, que ya estamos mayores"




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