miércoles, 15 de mayo de 2013

+++ señales (con una breve introducción políticopunk)


Como introducción a este desahogo de hoy resulta oportuno recordar, para mejor provecho de los visitantes menos veteranos, que nuestro idilio con el noble arte de la señaléctica viene de atrás. Este hilo se inicia en un apunte fechado en marzo que se arrancaba como el tango popularizado por la recientemente fallecida (no somos muy partidarios del eufemismo desaparecida porque su paradero terrenal, lo que es saber, sí que se sabe) Sara Montiel. Este inesperado óbito nos creó un cierto miedo a cargar con fama de gafes porque también tuvimos una suerte de premonición sobre el deceso de un pavo y asímismo anticipamos que Dª Mª Dolores de Cospedal estaba abocada a conjugar el verbo pifiar justo antes de una de sus perfomances más aclamadas (a la que hicimos referencia al final de este apunte). Claro, que eso ya no era tan difícil, a continuación insertamos el vídeo de otra destacable intervención correspondiente a la categoría de preocupantes lapsus linguae o menudas me arma el subconsciente. 


El asunto de las señales tuvo continuidad en el mes de abril en una entrada que tuvo una segunda parte publicada al día siguiente. Así que tras más de cinco semanas sin volver sobre el asunto es oportuno refrescar que lo habíamos dejado con una desconcertante pareja de indicadores gallegos que nos daba pie para recordar la historia política de nuestro plasmático (por la forma en que se ha perturbado en comparecer ante los periodistas) Presidente del Gobierno. No desaprovechemos la ocasión para recordar que los más conocidos Plasmatics, americanos ellos, faltos por tanto de una "o" conforme a nuestros usos lingüísticos, fueron los componentes de una banda punk (si vd. dice Miami lea punk, si dice Maiami lea pank) creada a finales de los setenta cuyo recuerdo se sustenta básicamente en la costumbre de su consumada (1998) suicida solista Wendy O. Williams de mostrar en escena considerables grados de desnudez, especiando así unas actuaciones cuyo número final solía consistir en serrar una guitarra (a máquina). Esta práctica de la destrucción de instrumentos en escena ha sido tan repetida en el mundo del rock que hasta cuenta con un artículo en la Wikipedia (con versiones solo en español e inglés, aunque lamentablemente ambas omiten la contribución de los Plasmatics).


El caso es, y ya estamos metidos de lleno en el asunto de las señales, que en lo de jugar al despiste siempre hay quien supera los logros de los gallegos más egregios. Miren si no cómo se las gastan en Tailandia para recaudar más impuestos con la gasolina por la vía de propiciar que el personal se equivoque y tenga que recorrer algunos kilómetros adicionales. Maestría en el juego a despistar.



Visto esto, no nos extraña que en Cantabria pasen de nuestras denuncias. El caso es que con lo que le gusta a nuestros dirigentes prohibir cositas lo que nos extraña es que todavía no hayamos importado indicaciones como las que siguen. La redactada en castellano parece que procede del Perú


Y es que algunos quieren impedirnos incluso pensar ciertas cosas.


El caso es que tanto nos agobian con prohibiciones que en cuanto las autoridades abren un poco la mano hay quien incurre en peligrosos estados de euforia y pasa lo que pasa. Lo de sobreactuar también afecta a ciertos responsables de la seguridad vial porque, si ya nos hemos referido en una entrada anterior de esta serie a los excesos de señalización, tampoco hay que caer en el vicio contrario. ¡Oiga! menuda memoria de pez ornamental tiene vd., que ya le tenemos avisado hace 600 kilómetros de que iba a encontrar curvas por aquí.


No siempre es fácil seguir las indicaciones que nos hacen las señales, obsérvese que en el primero de los casos que siguen tan sólo se advierte sobre el riesgo imputable al fallo de la rueda delantera, mientras que el motorista de la imagen procede, incorrectamente, a prescindir de ambas. Si pasa en España a ese pedazo de desobediente le cae una multa seguro. Por su parte la señal relativa al fomento de la interacción corporal (1) que vemos más abajo es de muy difícil ejecución y pocos son los que consiguen una correcta adecuación a lo solicitado. Por lo menos hay quien lo intenta.


La señales son testigos de la historia, así en las que siguen podemos comprobar el cambio de actitud que se ha producido respecto a los representantes de la Iglesia. Así hemos pasado de guardarles respetuosamente el sitio, a poner groseramente de manifiesto algunas conductas inapropiadas. Advertimos que la señal “sisters xing” (xing es una abreviatura norteamericana de crossing, cruzando) es real, pueden encontrarla a la entrada del Santa Teresita Hospital de la localidad de Duarte (California). En cuanto a la de “peligro catecismo” añadiremos que es el fruto de  una “acción de guerrilla” protagonizada por un colectivo de ateos italianos.


El contexto es muy importante, por ello en Europa no se ven muchas señales protagonizadas por elefantes, pero no son raras en algunos países de oriente, por más que en algunos casos como el de la imagen inferior (2) de la pareja que sigue parezca que, o bien se está sobrevalorando las capacidades de los paquidermos, o el estado del parque móvil local es muy preocupante.

El hecho es que una hipotética competición sobre el animal más raro representado en una señal sería de muy difícil resolución. Veamos una oncena de ejemplos.


Pero para señales con animales nada como Japón, el país donde existe el, para nuestra mentalidad occidental, escurridizo concepto kawaii  que está presente en representaciones como las que siguen. La superior pertenece al metro de la ciudad de Naha y la inferior a una de las compañías que prestan servicio a la ciudad de Tokyo (no están unificadas, aunque hay billete combinado).


Ya en Europa comprobamos que algún responsable del Metro de París (posiblemente lector de Playboy) a debido girar visita a Japón, mientras que en Italia siguen apelando al natural instinto de conservación de las más blandas partes del cuerpo.


Hablando de especificidades culturales procede mencionar la curiosa prohibición de la fruta llamada durian vigente en muchos lugares de Tailandia debido al mal olor que desprende. Tal es el caso del metro elevado de Bangkok (MRT) o el de muchos hoteles de ese interesante país. Al menos en el transporte público no multan por infringir la prohibición, a ver si aprende alguno por aquí, que no siempre es necesario multar el incumplimiento de una norma y caben otras reconvenciones.

  
Si de contexto venimos hablando cabe pensar que la señales que siguen no se interpretarán de igual manera si se viene de ver “La Guerra de las Galaxias”, en cuyo caso el camionero de turno podría temer la destrucción de su herramienta de trabajo, o si lo visionado ha sido alguna película de zombies cuyo recuerdo difícilmente permitiría el desanclaje mental necesario para interpretar que nos están advirtiendo del riesgo de rotura de una lámina de agua helada.


Para finalizar por hoy, que todavía nos quedan señales para alguna entrega más, vamos a poner a prueba los mecanismos asociativos íntimos de las mentes de nuestros cómplices visitantes. ¿Asocian vds. con algún país en particular la siguiente indicación?


La respuesta en el próximo y probablemente último capítulo de la serie.




Créditos de las señales ficticias tomadas de anuncios publicitarios:

(1) Campaña "Disculpe las molestias" de MTV en México (2008). Creativo Juan Frontini.

(2) Anuncio Nissan Pathfinder en India. Agencia desconocida. Nótese que se ha desplazado la raya diametral para ayudar a interpretar la señal en los países en que se conduce por la derecha (estaría bueno que fueran los elefantes los que tuvieran una capacidad susceptible de ser prohibida para adelantar al supuestamente poderoso vehículo publicitado).

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