martes, 5 de marzo de 2013

Recetario básico para parecer un senador trabajador


La inveterada costumbre de leer estadísticas sin entenderlas propicia conductas creativas tendentes a la generación de números vistosos, de lucido aspecto estadístico, una de cuyas manifestaciones más pintorescas es la inflación documental que se produce en instituciones como el Senado.

Hace poco leía que el campeón de las preguntas con solicitud de respuesta escrita formuladas al Gobierno de España es el senador por Asturias Isidro Martinez Oblanca, en cuya ficha de actividad parlamentaria puede verse como en poco más de 14 meses de legislatura ha realizado 824 de las citadas requisitorias.


Si tiene la paciencia de explorar en el contenido de esas preguntas pronto observará una sospechosa coincidencia de párrafos como la que se aprecia en 54 de ellas en las que sólo cambia el municipio en el que se desea saber el resultado de un determinado convenio.


Los funcionarios de la Secretaría de Estado de Relaciones con las Cortes deben andar más atareados que los preguntones senadores, así que han desarrollado la sana costumbre de contestar en bloque las preguntas que el sentido común aconseja agrupar. En este caso la cuestión se sintetiza en la imagen que les hemos preparado: 54 folios de preguntas y 6 de respuesta.




Al menos espero que la disponibilidad de medios electrónicos (nótese que la firma no es manuscrita) no obligue a seguir talando arbolitos para mamarrachadas así. Si el lector tiene curiosidad sobre el poco legible contenido de la respuesta reproducida puede encontrarla con detalle aquí. Como ven, para nuestros representantes la clave parece residir en el dominio del procesador de textos, suponemos que por algún asistente. Lamentablemente no todo el mundo cuenta con tan esmerados colaboradores y no es difícil encontrar pifias como la del senador por Zamora José Fernández Blanco que realizó la batería de preguntas que se muestra a continuación, siempre aplicando la técnica del fraccionamiento geográfico, en la que creó la provincia de Comunidad Autónoma de Castilla y León y dejó en cambio sin preguntar por la provincia de León (además es reincidente en el error, por favor, que alguien le arregle el "macro" de Word).



Lo que no se le puede negar al sr. Fernández Blanco es amor a su tierra porque su pregunta 684/003488 comienza con la siguiente afirmación: "Siendo Zamora provincia puntera en energías alternativas. ¿Qué política..." Precisamente el interés de este hombre por su circunscripción pone de manifiesto una segunda técnica que es el fraccionamiento temporal de las preguntas. Para qué redactar ¿a cuánto ascendieron las percepciones que con cargo a la PAC se distribuyeron en la provincia de Zamora entre los años 2007 y 2012? pudiendo hacerlo de esta otra manera:

  
Otra conocida herramienta de simulación de productividad es la coparticipación en las preguntas, porque cómo van a interrogar en solitario los senadores del país que inventó la pareja de la Guardia Civil. Salvo en casos obligados, como el del ya referido sr. Martínez Oblanca que es el representante único de su partido, la costumbre senatorial son las preguntas mancomunadas, así les cuentan a todos en sus estadísticas de actividad. Veamos un ejemplo de la estrecha camaradería que reina entre los tres senadores populares de Asturias que consiguen que en su escrito sea notablemente más extensa la identificación de los preguntantes que lo preguntado:



Creo que el tema ya queda suficientemente documentado, así que no queda más que confiar en que el buen sentido lleve a terminar cuanto antes con el despropósito del Senado (ojo que las técnicas son idénticas en el Congreso, pero alguien tendrá que aprobar las leyes) y entretanto obliguen al menos a que las preguntas tengan que formularse de forma manuscrita. Porque al final el país hace lo que ve a sus dirigentes: que los políticos ponen el cazo, pues también, que simulan (en su caso trabajar), pues también. Veamos una interesante simulación realizada frente a miles de observadores (siento que le haya tocado al Barça, pero es la imagen más ilustrativa que tengo).


Ya que hemos llegado al fútbol, qué bueno sería para la limpieza en el deporte que se impusiese la "doctrina Adriano": si la exageración induce el error del árbitro, ¿qué tal si los jugadores empiezan por ayudarles a no equivocarse? En caso contrario que sigan recibiendo esa suerte de "justicia poética".

Como despedida anunciamos que en una próxima entrada hablaremos de estos dos "puntos" (nada de pareidolias aquí):












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