jueves, 21 de febrero de 2013

La primera (señal) en la frente

No conformes con mantener el Cantábrico como último gran eje de comunicación por carretera de España que no tiene características mínimas de autovía en todo su trazado, nuestras autoridades encima se empeñan en restarle a los usuarios kilómetros de disfrute de las comodidades propias de las vías de gran capacidad.

Cualquier ciudadano que se adentre por la Cornisa Cantábrica procedente de Europa tiene su primer contacto con el nombre de Oviedo a la altura de la población cántabra de  Solares en los siguientes términos:




Y la que sigue es la información con la que los conductores tienen que tomar una decisión sobre su ruta (apunte anecdótico: esta foto me costó 40 €, habrían sido 80 sin pronto pago, por detenerme "dentro de la parte transitable del arcén en vía interurbana" sin que mediara una causa justificada según el criterio del agente de la Benemérita. Vaya por los lectores):


Como resultado cualquier usuario que no viaje provisto de GPS o haya planificado previamente su trayecto se internará en las profundidades del territorio propiamente conocido como "La Montaña" que antaño dio nombre a toda la actual Cantabria y que curiosamente dieron los habitantes de las tierras altas como Liébana a quienes vivían a menor altura, próximos al mar, como documenta Pereda en su novela "Peñas Arriba". Cierto es que la N-634 resulta el trayecto más corto, pero no es menos cierto que los usuarios miden los trayectos por el tiempo invertido y el confort de la conducción. La diferencia respecto a seguir por la autovía no es que sea tremenda, 27 frente a 21 minutos según los cálculos de Google Maps, pero no deja de ser una diferencia superior al 20%.


Con todo, eso no es lo más importante, pues como puede verse la propia señalización advierte al incauto que no se ha metido en el lugar más recomendable, por más que los avisos estén un tanto obsoletos y la cosa no sea para tanto, ahora bien, las escasas oportunidades de adelantamiento se pagan si se topa con alguno de los anunciados camiones. Adicionalmente, el conductor que haya obedecido las indicaciones recibidas en Solares deberá rebajar su velocidad a menos de 50 Km/h en tres de los núcleos urbanos atravesados y lidiar con los correspondientes radares (no todos operativos).



Como regalo adicional la utilización de la autovía hasta Santander evita la contemplación del tan feo como bien visible vertedero de basuras de Torrelavega:



Hasta la apertura en el mes de agosto pasado de la ronda S-30 el malhadado consejo de internarse por la N-634 podía tener justificación en un intento de aliviar la congestión que en determinadas horas sufría la entrada a la capital cántabra por la zona marítima (S-10), pero desde que está operativa la flamante Ronda Bahía que ha costado más de 200 millones de euros el asunto ya no tiene un pase.

Un detalle curioso es que si se opta por la inteligente decisión de seguir la ruta que se dirige hacia la ciudad de Santander sí que conviene volver a hacer caso a las señales una vez superada la trampa de Solares porque los navegadoresen general, no calibran adecuadamente el superior tráfico del nudo próximo a la capital cántabra y optan por no priorizar el uso de la nueva infraestructura que, nuevamente según Google, teóricamente incrementaría el trayecto en un minuto. No hay que creérselo y de paso se evitan uno de los radares mas productivos de Cantabria que está situado en la curva anterior al acceso al aeropuerto.


Cerramos esta anotación con el gráfico de la ruta que deberían recomendar las autoridades que velan por nuestra seguridad y confort. A ver cuando la reconocen las señales y dejan de fastidiar a los viajeros que no conocen las trampas de la ruta hacia Asturias.


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